Culiacán, Sin.- La necesidad de los cambios efectivos parece ser una idea que cada vez cobra más adeptos, probablemente porque todos (o casi todos) estamos convencidos de que de su aceptación o rechazo depende la recuperación del pacto social en México.
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A estas alturas no es dable seguir apostando al proverbial aguante del pueblo mexicano y a su paciencia de siglos. No entenderlo así equivale a negar una realidad que se expresa cotidianamente en toda su dramática dimensión.
Un balance somero del México de hoy, incluso sin consignación estadística, pone en evidencia que, de no cumplirse las expectativas con el cambio prometido, la inconformidad social se puede reeditar.
Como país, andamos todavía mal en lo económico (en sus implicaciones para el conjunto de la población, pese a todo lo que se pueda decir en contrario desde la oficialidad y la banca) y ello impacta las de por sí difíciles condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos.
Pero la carga de la crisis es diferenciada y para unos pocos grandes potentados es incluso un gran negocio.
Se avanza, pero es hora de apretar el paso.
FESTEJOS COLONIALES
Aunque no se puede ubicar con precisión la fecha en que los españoles “fundaron” la actual ciudad de Culiacán Rosales, se acostumbra “festejar” lo que en realidad sería una cofundación, el 29 de septiembre (en 1531, hace 490 años, habría sido) por los conquistadores Lázaro de Cebreros y Nuño Beltrán de Guzmán, que la bautizaron como Villa de San Miguel en referencia a su santo patrón San Miguel Arcángel.
¿Es que no había pueblo antes de que llegaran los bárbaros conquistadores? ¿No existían los indígenas de los pueblos originarios?
Sí que los había, pueblo y habitantes, pero muy pronto el tal Nuño prácticamente los desapareció, al grado de que luego tuvieron que traer esclavos del centro y sur del país para que les trabajaran.
Es una historia de infamias, esa, que ahora se “festeja”.
UN MUNDO EN CRISIS
Antonio Gutiérrez, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) fue enfático en su discurso inaugural de la Asamblea General: “estoy aquí para hacer sonar la alarma: el mundo tiene que despertarse. Estamos al borde del abismo y actuando en el sentido equivocado. El mundo nunca ha estado tan amenazado… o tan dividido”, dijo.
Las razones de la situación que hoy se vive a nivel mundial, y al interior de las naciones también, son de común marginadas por la ONU, pues su sola enunciación molesta a las grandes metrópolis capitalistas, las culpables en mayor medida de lo que sucede.
Pero de que la crisis está más presente que nunca en los tiempos recientes, no cabe la menor duda.
Vamos a ver que sigue y si el sentido común aparece (que por ahora no se ve).
LO QUE QUIEREN DE REGRESO
Hizo bien el presidente AMLO al revelar que a un grupo de 58 empresas, entre las que se encuentran cuatro de los mayores bancos del país y las dos grandes televisoras, se les “condonaron” impuestos por la cantidad estratosférica de 189 mil 18 millones de pesos.
Eso, que es parte de los privilegios y trato de excepción que el gran capital sigue ostentando en nuestro país, fue lo que pasó en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Lo que sigue en consecuencia, es corregir. Urge.
EN EL TINTERO
–Bien lo ha dicho el canciller Marcelo Ebrard: será muy difícil reducir la violencia en México si en Estados Unidos no se asume la corresponsabilidad que existe a través de la disponibilidad para la adquisición de armas que persiste en el país estadounidense.
-Y sobre Cuba, Ebrard fue muy claro: resulta impostergable poner fin al bloqueo económico, “en lugar de medidas unilaterales, debemos poner en marcha acciones de solidaridad y apoyo mutuo para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo de nuestros pueblos”.
-Gasolineras y gaseras, como siempre, vendiendo “litros” que no lo son, en la completa impunidad hasta ahora.
-No es novedad: grandes empresas estadounidenses fueron las que ganaron decenas de miles de millones de dólares con la guerra en Afganistán. Y las que siguen.
-Este escribiente tiene años publicando, en este medio, y también en algunos de los llamados “nacionales” (de la CDMX, pues) que sin solución alguna (todos se hacen de la vista gorda) continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, mismos que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente. Al respecto, sólo la desvergüenza oficial.
