La noticia de la firma de Shohei Otani con los Dodgers de Los Ángeles por 700 millones de dólares a 10 años sacudió todas las esferas del deporte. Se esperaba que el japonés consiguiera un megacontrato, pero no a esas latitudes que lo han colocado como el deportista mejor pagado de la historia.
El conjunto californiano ganó la batalla por los servicios del nipón, en cuya pelea se metieron otros cuantos. Pero Otani ya había manifestado su interés por continuar en ese territorio y solo consiguió mover el avispero cuando dijo estar abierto a escuchar todas las ofertas que le llegaran a la oficina de su representante, quien a propósito, resultó muy hábil para mover todas las piezas de ajedrez.
Shohei quería estar –así lo señaló en repetidas ocasiones- con una organización que tuviera más posibilidades de estar en una Serie Mundial, y sabe que ese plus lo tendrá con los Dodgers, cuya ofensiva será todavía más profunda con su incorporación a ese line up de espanto.
Los Ángeles desde ya son marcados amplios favoritos para ganar la Liga Nacional en el 2024, cuando todavía estamos algo lejos de que se cante el playbol. Shihei les será útil solo bateando, porque su brazo le impedirá, al menos un año, no subir al montículo. Pero eso qué importa para los Dodgers que están bien fuertes en su rotación abridora con todo y la ausencia de Urías y Kershaw.
La inclusión de Otani en el roster redituará millones de dólares en ingresos al club. De eso no cabe la menor duda, pues el japonés está convertido en un fenómeno del deporte.
¿Y URÍAS? Nadie sabe y nadie supo qué ha sido del serpentinero Julio César Urías. De su situación hay pocas o casi nada de noticias. Ningún club ha levantado la mano interesado en sus servicios y esos son malos presagios que estarían confirmado su inminente desaparición del mejor béisbol del mundo.
Una cadena de televisión norteamericana señalaba el lunes que su proceso continúa y que, de acuerdo a reportes y consultas, el futuro del mexicano está más negro que la noche. En uno de los comentarios que hacían, hablaban de hasta la posibilidad de pisar la cárcel por algún tiempo, cosa que obviamente nadie queremos.
Muchos vemos al nativo de La Higuerita en el beisbol japonés o coreano. Pero somos más los que queremos seguirlo viendo lanzar en las Mayores. Con Otani en óptimas condiciones y Kershaw todavía en la organización, imagínense ustedes la tremenda tripleta de inicialistas que iban a integrar estos hombres.
Pero el hubiera no existe.
