Los Charros ya están en la gran final, los Tomateros necesitan de un triunfo para convertirse en sus rivales y los Naranjeros me han defraudado por la forma como fueron eliminados cuando esa llave la consideré como una serie semifinal disfrazada, porque reunía todos los elementos para una batalla por el campeonato aquí y en China.
No hubo ese equilibrio de fuerzas como pensábamos, sobre todo en dos de los cinco juegos, donde la artillería tapatía quemó más pólvora que la de los grupos delictivos han derramado en los últimos cuatro meses en Culiacán y el resto del estado. Jalisco ganó el tercer juego 12-8 y terminó colocando el último clavo en el ataúd con un escandaloso 14-1.
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Nadie nos imaginábamos que así se desarrollaría esa semifinal, con todo y que en el estadio Panamericano de la perla tapatía vuela bastante la pelota.
Para no herir susceptibilidades como tampoco mostrar empatía por uno de esos dos clubes, dejamos por un lado el pronóstico de quién ganaría esa eliminatoria y nos enfocamos solo a señalarla como la una serie muy cerrada. Pero todos mis vaticinios se fueron al bote de la basura, y los Naranjeros me hicieron ver como un neófito de la pelota profesional en eso de los oráculos pese a mis 50 años de cobertura.
Jalisco es un serio contendiente al título, pero no es de ahora. El equipo se embaló en la segunda vuelta y a punto estuvo de adjudicarse la máxima puntuación de ese giro, como también de convertirse en el líder general de ganados y perdidos, dos departamentos que Culiacán terminó llevándose y que le permitirán abrir la serie final en casa en un eventual avance.
La mano, dirección y conocimiento de Benjamín Gil ha sido la causa del éxito que la franquicia ha tenido esta temporada. El tijuanense se ha convertido ahora en el manager con más finales en los últimos 10 años, pues no hay que olvidar que estuvo en cinco series titulares con los Tomateros, ganando cuatro, y que esa única derrota fue precisamente contra el equipo que hoy dirige.
MAGISTRAL. Manny Barreda cinceló su mejor trabajo monticular de la campaña y de varias temporadas en la Mexicana del Pacífico, con esa soberbia actuación que dio paso al tercer triunfo de Tomateros en la serie contra los Cañeros para colocarlos en la antesala de una final.
Desde aquel 26 de noviembre del 2016 cuando le lanzó juego sin hit ni carrera a los Naranjeros enfundado en la casaca de los Cañeros, el Manny no había tenido una salida tan brillante como la del jueves en Los Mochis. Y mire usted que después de esa hazaña, Barreda sumó muchos triunfos importantes al grado de convertirse en el mejor serpentinero de los últimos años.
Barreda le recetó la friolera de 14 ponches a los verdes en 7.1 episodios, superando su marca personal en postemporada que era de 10 chocolates cincelados en el 2017.