El Carnaval Internacional de Mazatlán 2025, titulado “La Perla”, ha sido un éxito rotundo, no solo en términos económicos, sino también como un claro ejemplo de seguridad, coordinación y solidaridad.
Celebrado del 27 de febrero al 4 de marzo, el evento dejó una derrama económica de mil 143 millones de pesos, pero más allá de las cifras, su éxito radica en la capacidad de Mazatlán para ofrecer una fiesta vibrante y segura en medio de un contexto de preocupación por la inseguridad.
Sin embargo, Mazatlán no fue el único lugar donde la alegría y la seguridad brillaron. Los carnavales de Topolobampo y Guamúchil también se destacaron por su alto número de asistentes y, lo más importante, por el saldo blanco logrado en cada uno de ellos.
A pesar de estar en medio de una de las crisis de seguridad más grandes de la historia reciente de Sinaloa, los tres carnavales demostraron que, con una excelente coordinación entre los tres niveles de gobierno, la fiesta, la seguridad y la convivencia pacífica son posibles.
El verdadero rostro de Sinaloa va mucho más allá de los titulares sobre violencia e inseguridad. Estos carnavales, con miles de asistentes y la seguridad lograda, muestran que, en medio de la adversidad, hay lugar para las buenas noticias.
La otra cara de Sinaloa, la que pocas veces se ve en los medios, es la que está representada por una sociedad que se une, que se divierte de manera segura y que sigue demostrando que la vida y la cultura no pueden ser detenidas por la violencia. Mazatlán, Guamúchil y Topolobampo dieron muestra de ello.
Los sinaloenses, junto con miles de turistas que llegaron a disfrutar de las festividades, demostraron un excelente comportamiento, disfrutando de los eventos con tranquilidad y respeto. Las familias, arropadas por la seguridad de los operativos coordinados por los tres órdenes de gobierno, pudieron celebrar sin preocupaciones.
Los carnavales de Mazatlán, Topolobampo y Guamúchil han demostrado que, a pesar de los desafíos, el estado puede ofrecer grandes festividades con buenos resultados económicos y, lo más importante, seguridad para todos los asistentes.
Estos tres eventos, con saldo blanco, nos recuerdan que, en medio de la adversidad, siempre hay espacio para las buenas noticias, y Sinaloa lo ha demostrado una vez más.
