Dos juegos inaugurales entre Tomateros y Algodoneros que mantuvieron el drama y suspenso hasta la última entrada. El primero en Culiacán, definiéndose apenas por una carrera, mientras que en el segundo no bastaron nueve episodios, por lo que se tuvo que recurrir a los extrainnings. En resumen, una división de honores que muy lejos de los resultados nos envía señales de que podría resultar una temporada altamente competitiva.
Y es que tampoco es muy común tener un arranque de campaña con el pitcheo convirtiéndose en la diferencia, cuando sabemos que los brazos van tomando su ritmo a medida como transcurre el calendario.
Aquí vimos a un Manny Barreda lanzando de forma extraordinaria seis entradas, salpicada sólo por esos dos jonrones de Orlando Piña y Jorge Flores, aunado a que el “pocho” enseñó buen comando de sus lanzamientos obsequiando apenas par de boletos para una derrota inmerecida.
Por el otro lado, un Jeffrey Kinley que debió pagarle la cena a Piña por esos dos bambinazos que marcaron la diferencia, porque en los cinco episodios y un tercio que recorrió en la lomita, nunca pudo retirar en orden. Sin embargo, la virtud en su brazo es que dominó a la hora buena para terminar acreditándose la victoria.
En Guasave, Nico Tellaeche y Aldo Montes, se enfrascaron en un duelo que debemos calificar como de calidad para ambos. Tellaeche, colgando siete argollas con igual número de imparables recibidos, en tanto el pitcher guinda lanzando para 6 hits en 5 innings con una carrera. Por ese lado, el pitcheo abridor de ambas escuadras trabajó por nota. Y eso son buenos augurios.
El bateo hizo lo que le correspondía y que ha sido una costumbre en los arranques de los torneos, en tanto el pitcheo se asienta. Un total de 33 indiscutibles entre ambos clubes y los cinco cuadrangulares como la cereza en el pastel, con el Jesse en “modo” Castillo, con esos panorámicos batazos que son un deleite.
APERTURA. En Culiacán atestiguamos una ceremonia inaugural muy diferente a la de los últimos años; menos música y bailables, y más tecnología con los infaltables juegos pirotécnicos. Iluminar el cielo con algunas imágenes -dicen que fueron con drones- le dio un toque especial al evento.
Pero donde sí quedaron cortos, en mi humilde opinión, fue el sencillo homenaje a un hombre que de la mano de Juan Manuel Ley, le cambió la cara no solo al equipo, sino a la Liga misma. Me refiero a Jaime Blancarte, el sempiterno directivo guinda que abandonó este mundo a principios de año.
Un breve video que se consumió en un suspiro, es poco tiempo para agradecerle lo mucho que hizo este hombre para las organizaciones que trabajó, principalmente para los Tomateros. Su biografía es tan amplia que bien merecía el tiempo que sus hazañas reclaman y justifican. Quizá esto pudo haber sido solamente una probadita, pero no existe un antecedente de que en ese rubro se toque dos veces el mismo tema.
El nombre de Jaime debe ser inmortalizado dentro de la organización, como lo hicieron con aquellos peloteros cuyos nombres llevan todos los palcos. Aun así, siento que el club de todas formas quedará en deuda con este personaje.