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Adiós al Fútbol

Desde mi infancia me gustó mucho el fútbol. Mis papás me llevaban a jugar beisbol los domingos a las ligas pequeñas. Lo disfrutaba, pero mis pensamientos...

Juan Ordorica
Juan Ordorica | Analista y columnista Línea Directa

Desde mi infancia me gustó mucho el fútbol. Mis papás me llevaban a jugar beisbol los domingos a las ligas pequeñas. Lo disfrutaba, pero mis pensamientos siempre estaban buscando patear una pelota. En aquellos tiempos, en Mazatlán no existían muchas opciones de ligas infantiles de fútbol. No había muchas alternativas. Era un mundo dominado por el beis. Los años pasaron y fue en mi escuela donde decidí dedicarme completamente a la práctica del fútbol. Fui portero desde la primaria, secundaria y preparatoria representando a las selecciones de mi escuela. Creo que hasta ahí duró mi amor por ese deporte.

Ya en la carrera me fue difícil seguir practicándolo; sin embargo; por azares del destino terminé trabajando en un equipo profesional de primera división. Tuve la responsabilidad de ser el gerente del estadio. Ahí me di cuenta que el fútbol profesional era poco menos que basura. Los jugadores consagrados estaban más preocupados del número de asientos que les tocaba por cada juego (algunos para revender); otros tantos fingían lesiones y las negociaciones en la compraventa de jugadores eran nauseabundas. Alguna vez pregunté a un jugador, ya muy cerca de su retiro, si las derrotas le pesaban por la afición. Contestó que no. Que jugaba por su familia; el resultado poco o nada le importaba. Salí de ese trabajo y mi amor por el fútbol terminó de morir cuando un directivo me pidió manejar los ingresos de taquilla a su antojo.

Traigo a colación esas anécdotas por la situación que actualmente vive la selección mexicana. Desde hace muchos años dejé de ver sus partidos, pero me llamó la atención el ruido que se hizo en redes sociales por un nuevo fracaso. Me llamó la atención muchas de las criticas lanzadas ante los pobres resultados del Tri. Casi todas las opiniones apuntan a culpar a los dirigentes, al sistema de competencia, a lo inflado de los jugadores, etc. Hasta ahorita no me ha tocado leer un solo análisis que plantee que simplemente los mexicanos no tenemos capacidad para practicar a ese deporte en estándares internacionales. Desde luego que hay excepciones, pero las victorias no se consiguen con base a excepciones. Siempre habrá uno o dos jugadores que destaquen, pero eso no cambia nuestra realidad.

Seguido escucho decir que no e posible que en una población de 130 millones de personas (75 millones varones) no se pueda conseguir a once tipos que puedan jugar bien. Lamento decirles que India, China, Paquistán, Indonesia, entre otros tienen poblaciones muy superiores a la de México y ellos tampoco han podido conseguir a 11 personas que puedan patear un balón con algo de calidad.

Otro argumento recurrente para disculpar el pobrísimo nivel de nuestros jugadores versa sobre la corrupción que existe en nuestro balompié.  Que les piden dinero a los jugadores jóvenes por debutar; que si los directivos son unas ratas explotadores de jugadores; que compran jugadores caros para quedarse con un moche. En todo eso y más tienen razón. La gran mayoría son una basura. Por otro lado, los directivos mexicanos son unos pequeños ratones en comparación de las ratas de alcantarilla que son los directivos sudamericanos. Los argentinos son campeones del mundo con una de las ligas más corruptas del mundo. Brasil, Paraguay, Uruguay tienen selecciones de clase mundial, pero sus ligas están que revientan de pus. En otras palabras, el talento es tan grande que pueden superar la corrupción. Aquí no podemos decir lo mismo. Aquí hay corrupción y poco talento.

Un argumento también recurrente es decir que nuestra liga está plagada de extranjeros; sin embrago, en Europa están iguales casi todas las ligas. En España, Inglaterra y Francia llegan alinear equipos completos de 11 jugadores no nacidos en esos países o que representan a otras selecciones. Nadie puede decir que España, Inglaterra y Francia no son potencia mundial en ese deporte.

Así podríamos desmitificar uno a uno de los pretextos todos y cada uno de ellos buscando ocultar la verdad más poderosa: Los mexicanos no tenemos condiciones para el fútbol. Es tiempo de posar nuestra atención en otros deportes. Son espectáculos maravillosos donde los atletas tienen pocos reflectores, pero sus niveles de exigencia son infinitamente superiores a los de cualquier futbolista.  En México haríamos fiesta nacional por un quinto lugar mundial en fútbol, pero despreciamos y llamamos perdedores a los atletas de otras disciplinas por estar en el top 10.

En pocos días tendremos juegos olímpicos. Lo invito a que se desintoxique del fútbol y preste atención a otras disciplinas. Le prometo que pueden ser iguales de divertidas, llenas de adrenalina y lo llenaran de orgullo al ver a  México representado con gallardía.

¿O usted qué opina, amable lector? ¿Prefiere quedarse a engordar un producto de mala calidad llamado fútbol o piensa dar oportunidad a otros deportes?

 

 

 

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Juan Ordorica

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