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5 mitos comunes sobre la autoestima y cómo superarlos

“No soy suficiente.” ¿Cuántas veces has repetido esta frase? Una simple creencia puede afectar tu vida, decisiones y autopercepción. La autoestima es algo que todos enfrentamos...

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“No soy suficiente.” ¿Cuántas veces has repetido esta frase? Una simple creencia puede afectar tu vida, decisiones y autopercepción. La autoestima es algo que todos enfrentamos en algún momento, y cómo nos valoramos impacta en la forma en que nos movemos por el mundo. Hoy en día, hablar sobre autoestima es esencial, ya que vivimos rodeados de comparaciones constantes, desde redes sociales hasta expectativas externas. Esta realidad distorsiona nuestra percepción y nos hace cuestionar nuestro verdadero valor.

Existen muchos mitos sobre la autoestima que limitan nuestro crecimiento personal. Nos hacen creer que, si no estamos seguros todo el tiempo, no tenemos autoestima, o que es algo con lo que nacemos y no podemos cambiar. Pero estas creencias son falsas. La autoestima no es fija ni inmutable; es un proceso que se puede mejorar con las herramientas adecuadas.

En este artículo, desmitificaremos juntos cinco conceptos erróneos sobre la autoestima que probablemente has creído. Estos mitos no solo frenan tu desarrollo personal, sino que te alejan de vivir en paz contigo mismo. Si alguna vez has dudado de ti o pensado que no mereces más, este artículo es para ti. Rompe con estos mitos y comienza el camino hacia una autoestima más saludable. Ser más fuerte y seguro de ti mismo está a tu alcance.

Mito #1: “Las personas con alta autoestima no dudan de sí mismas”

Uno de los mitos más comunes sobre la autoestima es que las personas con alta autoestima nunca dudan de sí mismas. Seguramente has visto a alguien y pensado: “Esa persona lo tiene todo bajo control, siempre está segura de lo que hace.” Pero aquí está la verdad: ¡eso no es cierto! Nadie, ni siquiera las personas más seguras de sí mismas, están libres de tener momentos de duda o inseguridad. Dudar de uno mismo es parte de la experiencia humana.

Lo que a menudo confundimos es la frecuencia con la reacción ante la inseguridad. Tener alta autoestima no significa que nunca te sientas inseguro; significa que, cuando lo haces, sabes cómo gestionarlo. La diferencia entre alguien con buena autoestima y alguien que lucha con ella no es la ausencia de inseguridad, sino cómo enfrentas esos momentos de duda.

Por ejemplo, imagina que tienes que presentar un proyecto importante frente a un grupo de personas. Alguien con alta autoestima también podría sentir mariposas en el estómago, dudar de si está lo suficientemente preparado o si hará un buen trabajo. La diferencia está en que, en lugar de dejar que esos pensamientos negativos lo paralicen, los reconoce, pero no les da el control. No deja que esos momentos de duda definan su valor personal.

Las personas con alta autoestima entienden que la inseguridad no tiene que ser un obstáculo permanente. Saben que es normal dudar de uno mismo de vez en cuando, pero también saben cómo calmar esos pensamientos y evitar que se conviertan en una voz constante de autocrítica interna. En lugar de caer en un espiral de autocrítica, son capaces de decirse: “Ok, estoy nervioso, pero eso no significa que no pueda hacer esto.”

Es como si pudieras escuchar tu voz interna y responderle de manera más amable. Mientras una persona con baja autoestima podría pensar: “No sirvo para esto, seguro lo arruino”, alguien con alta autoestima se diría: “Estoy nervioso, pero me he preparado bien y puedo hacerlo”. ¿Ves la diferencia? No es que las personas con alta autoestima no sientan nervios o dudas; simplemente no permiten que esos pensamientos definan quiénes son.

Una de las mejores estrategias para manejar esos momentos de inseguridad sin que afecten tu autoestima es practicar la autocompasión. Sí, ser compasivo contigo mismo. Suena sencillo, pero muchas veces somos nuestros peores críticos. Cuando fallamos o cuando sentimos que no somos lo suficientemente buenos, solemos ser muy duros con nosotros mismos.

¿Qué pasaría si en lugar de criticarnos, nos tratáramos con la misma comprensión que le daríamos a un buen amigo? La próxima vez que te sientas inseguro, en lugar de castigarte, intenta recordarte que es normal tener dudas y que eso no define tu valor. Algo tan simple como decirte: “Es normal estar nervioso, estoy haciendo lo mejor que puedo,” puede marcar una gran diferencia en cómo enfrentas esos momentos difíciles.

Otra estrategia efectiva es enfocarte en tus logros. Muchas veces, cuando nos sentimos inseguros, olvidamos todo lo que hemos logrado. Es como si una nube de duda cubriera todo lo bueno que hemos hecho. En esos momentos, ayuda mucho hacer una lista de tus éxitos, por pequeños que sean. Puede ser desde completar un curso que te costó mucho esfuerzo, hasta ayudar a alguien en un momento difícil. Recordar tus logros puede darle un buen empujón a tu autoestima cuando más lo necesitas.

La próxima vez que sientas inseguridad, no pienses que eso significa que tienes baja autoestima. Recuerda que todos tenemos esos momentos, incluso las personas más seguras de sí mismas. Lo que realmente importa es cómo reaccionas. Practica la autocompasión, reconoce tus logros y sigue adelante.

Mito #2: “La autoestima es algo con lo que se nace”

Un mito sobre la autoestima que mucha gente cree es que es algo con lo que simplemente naces: o tienes buena autoestima desde el principio o nunca la tendrás. Es fácil caer en este tipo de pensamiento, especialmente cuando observas a personas con una confianza inquebrantable desde pequeñas. Sin embargo, la realidad es que la autoestima no es algo fijo o genético. No es algo que recibes en tu “paquete inicial” y con lo que tienes que lidiar para siempre. La autoestima no está escrita en piedra; es un proceso que se va construyendo, cambiando y adaptando a lo largo del tiempo.

Piensa en la autoestima como una especie de “musculatura emocional”. Al igual que puedes fortalecer tus músculos y mejorar tu condición física a través del ejercicio, también puedes “entrenar” tu autoestima. La forma en que te valoras a ti mismo se va formando a partir de tus experiencias, tus relaciones y cómo interpretas lo que te ocurre.

Por ejemplo, si creciste en un entorno donde recibías apoyo y validación constante, probablemente desarrollaste una autoestima más sólida. Por el contrario, si fuiste expuesto a críticas constantes o a situaciones que te hicieron sentir insuficiente, es posible que tu autoestima se haya visto afectada. Sin embargo, esto no significa que tu autoestima esté definida para siempre. Lo que sucedió en el pasado no tiene por qué dictar cómo te sientes contigo mismo hoy.

Además de las experiencias, la autoestima también se ve influenciada por las relaciones que mantenemos. Las personas que nos rodean, cómo nos tratan y cómo nos valoran, todo impacta en nuestra autopercepción. Pero lo más importante es nuestra interpretación de esas experiencias. Dos personas pueden pasar por la misma situación, pero dependiendo de cómo la perciban, su autoestima puede verse afectada de formas completamente diferentes.

La buena noticia es que la autoestima puede trabajarse y mejorarse, independientemente de dónde te encuentres ahora. Si sientes que tu autoestima no está donde te gustaría, hay estrategias efectivas que puedes usar para fortalecerla. Una técnica simple pero poderosa es el uso de afirmaciones positivas.

Las afirmaciones positivas son declaraciones conscientes que haces para reprogramar tus pensamientos negativos. Por ejemplo, si constantemente te dices a ti mismo “no soy lo suficientemente bueno”, esa creencia empieza a influir en tu realidad. Pero si reemplazas ese pensamiento por afirmaciones como “soy capaz y merezco cosas buenas”, poco a poco tu cerebro comenzará a internalizar esos mensajes.

Un ejercicio práctico que puedes probar es el siguiente: cada mañana, elige tres afirmaciones positivas que resuenen contigo. Escríbelas en un cuaderno o en tu teléfono, y repítelas en voz alta. Algunas afirmaciones podrían ser:

  • “Estoy en el camino correcto.”
  • “Soy valioso tal como soy.”
  • “Confío en mis habilidades para superar los desafíos.”

Aunque al principio pueda sentirse extraño, con el tiempo notarás un cambio en la forma en que te hablas a ti mismo.

Otra estrategia poderosa es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Esta forma de terapia se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos que afectan tu autoestima. Uno de los conceptos clave en la TCC es la reestructuración cognitiva, que consiste en aprender a cuestionar esos pensamientos automáticos que te hacen sentir mal contigo mismo.

Por ejemplo, si piensas “nunca soy lo suficientemente bueno”, la TCC te enseña a desafiar esa creencia: “¿Es realmente cierto que nunca soy lo suficientemente bueno? ¿Puedo recordar algún momento en el que me haya sentido capaz y exitoso?”

Con esta técnica, aprendes a ver tus pensamientos de manera más objetiva, lo que te permite reemplazar las creencias autodestructivas por pensamientos más realistas y constructivos.

Mito #3: “Tener alta autoestima significa creerse superior a los demás”

Una de las ideas equivocadas más comunes sobre la autoestima es pensar que una persona con alta autoestima cree que es mejor que los demás, que se siente superior y que mira a los demás por encima del hombro. A menudo, se confunde la confianza en uno mismo con la arrogancia, pero en realidad, son conceptos completamente diferentes. Tener una autoestima saludable no tiene nada que ver con pensar que eres mejor que los demás. De hecho, si alguien siente la necesidad de compararse constantemente y demostrar superioridad, probablemente no está mostrando una autoestima elevada, sino más bien una inseguridad encubierta.

Es fácil caer en la trampa de pensar que alguien con alta autoestima es arrogante porque confundimos la seguridad en uno mismo con actitudes de superioridad. Sin embargo, alguien con una autoestima saludable no necesita demostrar su valor comparándose con los demás. La arrogancia o un ego inflado suelen ser mecanismos de defensa para ocultar inseguridades. Las personas arrogantes, aunque parezcan muy seguras, a menudo luchan con dudas internas y buscan sentirse superiores para compensar esas inseguridades.

Una autoestima elevada, por otro lado, se basa en algo mucho más sólido: el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Si realmente te valoras y te aceptas como eres, no necesitas demostrar que eres mejor que nadie. Sabes que tu valor no depende de las comparaciones. Las personas con autoestima saludable no buscan validación externa ni necesitan pisar a otros para sentirse bien consigo mismas. Se sienten cómodas con quienes son y respetan el valor y las capacidades de los demás.

Una autoestima sana se construye sobre el respeto mutuo. Cuando te respetas a ti mismo, reconoces tanto tus fortalezas como tus debilidades, y entiendes que no necesitas ser perfecto para tener valor. Del mismo modo, reconoces que los demás también tienen su propio valor, independientemente de sus habilidades o defectos.

No necesitas compararte constantemente con otros para saber que eres valioso. Al final, las comparaciones solo crean un ciclo de insatisfacción. Siempre habrá alguien que sea mejor en algo que tú, pero también siempre habrá personas que admiren tus habilidades. Cuando basas tu autoestima en ser “mejor” que los demás, construyes tu autovaloración sobre una base inestable. Cada vez que encuentres a alguien que te supere en algo, tu autoestima se verá afectada.

En lugar de caer en la trampa de las comparaciones, una mejor estrategia es enfocarte en tu propio crecimiento personal. Compararte constantemente con los demás es agotador y contraproducente porque siempre habrá factores fuera de tu control. Lo que sí puedes controlar es tu progreso personal y cómo te acercas a ser la mejor versión de ti mismo.

Aquí es donde entra la idea de “ser tu mejor versión”. Deja de lado las comparaciones externas y céntrate en tu propio camino. Pregúntate: “¿Qué habilidades quiero mejorar? ¿Cómo puedo crecer en las áreas que realmente importan para mí?” La clave es definir tus propios estándares de éxito y valor basándote en lo que tú deseas para tu vida, no en lo que los demás están haciendo.

Por ejemplo, en lugar de sentirte mal porque alguien es mejor en deportes, pregúntate: “¿En qué áreas quiero mejorar que realmente me importan?” Tal vez prefieras centrarte en tus estudios, tus relaciones personales o en desarrollar una nueva habilidad. Al enfocarte en tu propio crecimiento, dejas de lado la presión de competir con los demás y te concentras en lo que realmente te hará sentir orgulloso y satisfecho de ti mismo.

La próxima vez que te encuentres comparándote con alguien más, recuerda que tu valor no depende de ser “mejor” que nadie. Enfócate en convertirte en tu mejor versión, en mejorar cada día en lo que realmente importa para ti. Al final, esto es lo que construirá una autoestima fuerte y duradera, basada en el respeto y la autocompasión, no en la necesidad de sentirte superior a los demás.

Mito #4: “La autoestima es constante y no cambia”

Uno de los mitos más comunes sobre la autoestima es creer que, una vez que la alcanzas, se queda contigo para siempre, como si fuera una característica fija e inamovible. Muchas personas piensan que si un día logran sentirse bien consigo mismas, siempre se sentirán así, sin importar lo que ocurra a su alrededor. Pero la realidad es que la autoestima no es algo constante. La autoestima fluctúa y es completamente normal que cambie dependiendo de las circunstancias y experiencias que vivimos.

Imagina la autoestima como una especie de “montaña rusa emocional”. En algunos momentos, te sientes en la cima del mundo, confiado, seguro y capaz de lograr cualquier cosa. Pero en otros, puedes sentirte vulnerable y dudar de ti mismo. Esto no significa que hayas perdido tu autoestima o que ya no seas capaz de mantener una autoestima sólida. Simplemente significa que eres humano.

Por ejemplo, imagina que te va muy bien en un proyecto en la universidad o en el trabajo, recibes elogios y te sientes competente. En ese momento, tu autoestima está alta. Pero si luego tienes una discusión con un amigo cercano o recibes una crítica inesperada, podrías comenzar a cuestionar tu valor como persona. Esa es una caída natural en la autoestima, algo que todos experimentamos.

El error está en pensar que esas caídas significan que “no tienes autoestima”. En realidad, la autoestima es dinámica y cambia con las situaciones que enfrentamos. La clave no está en evitar las fluctuaciones, porque eso es imposible, sino en aprender a gestionar esos momentos de bajón.

La manera en que manejas los altibajos en tu autoestima es fundamental. Aunque no puedes evitar que la vida te desafíe, puedes desarrollar herramientas que te ayuden a evitar que las caídas te arrastren. Aquí hay algunas estrategias que pueden hacer una gran diferencia.

Estrategia 1: Lleva un diario de logros

Una estrategia muy efectiva para contrarrestar las caídas en la autoestima es llevar un diario de logros. No tiene que ser complicado ni llevar mucho tiempo. Se trata de escribir, diariamente o semanalmente, pequeños logros o momentos que te hayan hecho sentir bien contigo mismo. No es necesario que sean grandes éxitos como sacar una buena nota o conseguir un ascenso. Puede ser algo tan sencillo como salir de tu zona de confort, ayudar a alguien o haber enfrentado un día difícil con una actitud positiva.

Cuando lleguen esos momentos de duda, puedes volver a tu diario y recordarte todo lo que has logrado. En los momentos bajos es fácil olvidar lo lejos que has llegado. Tener un registro físico de tus logros te ayuda a mantener una perspectiva equilibrada, incluso en los momentos más difíciles.

Estrategia 2: Practica mindfulness o atención plena

Otra estrategia muy útil es el mindfulness o atención plena. Esta práctica te ayuda a estar presente y a observar tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. Cuando tu autoestima baja, es fácil dejarse llevar por pensamientos negativos como “no soy suficiente” o “no soy capaz”. El mindfulness te enseña a observar esos pensamientos sin identificarse con ellos.

Por ejemplo, si te sientes inseguro después de una crítica, en lugar de dejar que el pensamiento negativo te consuma, puedes practicar mindfulness para reconocer ese pensamiento sin aferrarte a él. Puedes decir: “Ok, este pensamiento está aquí, pero no tiene por qué ser verdad ni definir cómo me siento conmigo mismo”.

La práctica del mindfulness te permite tomar distancia de los pensamientos autocríticos y responder de una manera más calmada y compasiva contigo mismo. Puedes practicar mindfulness de muchas maneras, ya sea a través de la meditación, prestando atención a tu respiración o realizando ejercicios de escaneo corporal, donde te enfocas en las sensaciones de tu cuerpo para mantenerte en el presente.

Ya sea llevando un diario de logros o practicando mindfulness, lo que importa es aprender a no permitir que esos momentos de duda te definan. La autoestima es un proceso continuo, no un destino final. Con el tiempo y utilizando las herramientas adecuadas, puedes aprender a manejar estos cambios de una manera más saludable y positiva.

Mito #5: “La alta autoestima te hace resistente a las críticas”

Una creencia común sobre la autoestima es que si tienes una alta autoestima, las críticas no te afectan, como si tuvieras un “escudo invisible” que te protege de las opiniones negativas o comentarios hirientes. Pero la realidad es que nadie es inmune a las críticas, y no importa cuán fuerte sea tu autoestima, es totalmente normal que algunos comentarios te afecten. La clave está en cómo manejas esas críticas.

Es fundamental entender que todos, absolutamente todos, pueden sentirse heridos o incómodos cuando reciben una crítica. Incluso las personas más seguras de sí mismas experimentan un golpe al orgullo cuando alguien les señala un error o hace una crítica negativa. Somos humanos, y como tal, queremos sentirnos aceptados y validados por los demás. Es por eso que, cuando alguien señala algo negativo, puede doler.

Sin embargo, la diferencia con las personas de alta autoestima es que no dejan que las críticas definan su valor personal. No piensan: “si alguien me critica, significa que no valgo”. En lugar de eso, entienden que una crítica es simplemente un comentario sobre una acción o comportamiento que puede mejorarse, y no un ataque personal.

Las personas con alta autoestima han aprendido a procesar las críticas de una manera más saludable. En lugar de verlas como un ataque personal, las perciben como una oportunidad para mejorar o, en algunos casos, como una opinión que no tiene que afectarles si no está fundamentada.

Por ejemplo, si alguien critica tu trabajo en un proyecto, una persona con baja autoestima podría pensar: “Soy terrible, nunca hago nada bien”. Pero alguien con alta autoestima probablemente piense: “Ok, no lo hice como esperaba, pero puedo aprender de esto y hacerlo mejor la próxima vez”. La capacidad de ver las críticas desde una perspectiva objetiva es lo que realmente diferencia a las personas con buena autoestima.

Además, las personas con alta autoestima saben que no todas las críticas tienen el mismo peso. No es lo mismo recibir una crítica constructiva de alguien en quien confías que recibir un comentario hiriente de alguien que no tiene toda la información o está actuando desde su propia frustración. Lo más importante es la reacción emocional y cómo te recuperas de la crítica.

Entonces, ¿cómo puedes aprender a procesar críticas de manera más constructiva? Una técnica muy útil es la autoevaluación realista. Esto significa evaluar objetivamente las críticas que recibes, separando los comentarios útiles de los que no lo son.

Aquí hay una guía para hacerlo:

1.  Primero, respira. Cuando recibes una crítica, tu primera reacción puede ser defensiva o emocional. Respira profundamente y tómate un momento para calmarte antes de reaccionar.

2. Pregúntate si la crítica es válida. No todas las críticas son útiles. Pregúntate: “¿Esta crítica tiene fundamento? ¿Viene de alguien que conoce el tema o cuya opinión respeto?” Si la respuesta es sí, puede ser útil prestar atención. Si la respuesta es no, quizás no valga la pena preocuparse.

3. Enfócate en lo que puedes mejorar. Si la crítica tiene algo de verdad, véela como una oportunidad para mejorar. En lugar de decir “soy un desastre”, di: “Ok, puedo trabajar en esto para mejorar”. El objetivo es centrarse en lo que puedes controlar.

4. Usa el feedback para tu crecimiento personal. A veces, lo más valioso que puedes hacer con una crítica es preguntarte: “¿Qué puedo aprender de esto?” Incluso si la crítica fue dura, pregúntate si hay algo útil que puedas aplicar para mejorar. Las personas con alta autoestima ven las críticas constructivas como herramientas de crecimiento, no como ataques personales.

Por ejemplo, si un profesor te dice que podrías mejorar en cómo organizas tus ideas en un ensayo, en lugar de sentirte mal, podrías tomarlo como una oportunidad para desarrollar tus habilidades de escritura. En lugar de verte derrotado, usas esa crítica para crecer y mejorar.

Para terminar

Ahora que hemos desmontado algunos de los mitos más comunes sobre la autoestima, te invito a reflexionar sobre tus propias creencias. ¿Cuántos de estos mitos has creído a lo largo de tu vida? ¿Te has dicho alguna vez que no puedes cambiar, que siempre debes estar seguro de ti mismo o que las críticas definen tu valor? Estos pensamientos limitantes pueden estar afectando la forma en que te ves a ti mismo y cómo enfrentas los desafíos diarios.

La autoestima se puede mejorar

Lo más importante que quiero que recuerdes es que la autoestima no es algo fijo ni inalcanzable. Todos tenemos la capacidad de mejorar nuestra autovaloración, sin importar en qué punto nos encontremos. Las estrategias que hemos explorado, como practicar la autocompasión, usar afirmaciones positivas o aprender a procesar las críticas de manera constructiva, son herramientas poderosas que pueden ayudarte a fortalecer tu bienestar emocional y tu confianza.

Si te interesa profundizar en estos temas y aprender cómo construir una relación más saludable contigo mismo, te invito a mi próxima charla en línea gratuita titulada “Amor Propio y Autoestima: Cómo Construir una Relación Saludable Contigo Mismo”. Será por Zoom el próximo jueves 26 de septiembre a las 9pm (horario de la CDMX). El cupo es limitado, así que asegúrate de registrarte en www.juanjosediaz.mx/eventos para reservar tu lugar.

Romper estos mitos es solo el primer paso para construir una autoestima que te impulse a ser tu mejor versión. No se trata de ser perfecto ni de nunca dudar, sino de aprender a tratarte con respeto y compasión, y de seguir creciendo día a día. Al final, lo más importante no es cómo te ven los demás, sino cómo te ves a ti mismo.

Gracias por tomarte el tiempo para leer este artículo. Espero que te haya ayudado a comprender mejor qué es realmente la autoestima y cómo puedes trabajar en ella. Si piensas que este contenido podría ser útil para alguien más, no dudes en compartirlo.

Y recuerda, si sientes que necesitas trabajar más profundamente en este tema para tu propio crecimiento, estoy aquí para ayudarte. No dudes en contactarme a través de mi página web: www.juanjosediaz.mx. Estoy listo para acompañarte en el proceso de descubrir tu valor y construir una autoestima sólida que te permita enfrentar cualquier desafío

Como siempre, te dejo un abrazo.

Juan José Díaz

 

 

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Juan José Díaz Iribe

Juan José Díaz Iribe

Columnista

Juan José Díaz Iribe

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