México. El endurecimiento de la política migratoria tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha dejado a miles de migrantes varados en la frontera sur de México, aumentando su vulnerabilidad ante el crimen organizado y la violencia. Organizaciones civiles advierten que las restricciones han favorecido a grupos delictivos que cobran miles de dólares a quienes buscan llegar a Estados Unidos, especialmente a mujeres y menores.
Luis Alonso Abarca, coordinador del Comité de Derechos Humanos Digna Ochoa, señala que el cierre de fronteras y la imposibilidad de una migración regulada han creado un ambiente propicio para la explotación de migrantes.
“El que se cierren las fronteras, el que la política de Estado del Gobierno mexicano y de Estados Unidos les impida que lo hagan (migrar) de manera regular y por un medio seguro, lo que va a provocar es que los grupos del crimen organizado se beneficien”.
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Desde el 20 de enero, con la nueva administración de Trump, se implementaron deportaciones masivas, el despliegue de miles de militares en la frontera y la eliminación de la aplicación ‘CBP One’, que permitía solicitar asilo desde México. Ante este panorama, Médicos Sin Fronteras ha documentado cómo numerosos grupos de migrantes intentan avanzar en caravanas o a bordo de trenes, buscando seguridad y atención humanitaria en su trayecto.
Mientras tanto, en la frontera norte de México, las autoridades han comenzado la construcción de albergues para recibir a los deportados y han habilitado transportes para trasladarlos a otras regiones del país.
Según la presidenta Claudia Sheinbaum, desde el inicio del nuevo Gobierno en Estados Unidos, México ha recibido a 13 mil 455 deportados, incluyendo dos mil 970 extranjeros. La mandataria ha instado a los migrantes a no caer en engaños de traficantes que les ofrecen cruces ilegales a cambio de altas sumas de dinero, asegurando que todas las aplicaciones de asilo han sido bloqueadas por el gobierno estadounidense.
Con este panorama, miles de migrantes enfrentan una situación incierta, atrapados entre la violencia, la falta de oportunidades y el endurecimiento de las políticas migratorias en ambos lados de la frontera.