México.- Verónica Fonseca desapareció el pasado miércoles 7 de abril, así lo denunció Alondra Zamudio quien explicó que la familia la internó en un centro de rehabilitación en contra de su voluntad, donde la someterían a una terapia de conversión debido a su orientación sexual.
Ambas mantenían una relación a distancia, pero tanto la madre como la abuela de Vero se oponían al vínculo. Incluso, Zamudio compartió capturas de pantalla de las conversaciones que sostenía la víctima con su progenitora, las cuales dejaron al descubierto el desacuerdo entre ambas.
Desde que Vero confío en abrirse con su mamá, ha sido un constante no entenderla y hacer su vida imposible, tal es el grado que su mamá la ha llegado a correr de su casa solo por la diferencia de ideas y por el hecho de que ande con una mujer, la llegó a golpear”, escribió Alondra.
Según el relato, la pareja había acordado un encuentro. Aparentemente, la madre de Fonseca accedió a que su hija viajara, sin embargo, le pidió que la esperara hasta que llegara a casa para dialogar.
La mañana del 7 de abril me envió un vídeo de la conversación que tuvo con su mamá, donde ella pedía permiso para venir conmigo a Arandas. Dónde al parecer su mamá accede (SIENDO MENTIRA), pues de condición le pidió que esperara a que ella llegara para hablar”.
Después de las 13:30 horas, Verónica dejó de contestar su teléfono, en su lugar la madre le contestó a Abril que “si estaba contenta con el daño que le hizo a su hija, induciéndola a las drogas y arruinándole la vida. Más tarde, la pareja de Fonseca se enteró de que sus familiares la canalizaron con una “psicóloga”.
Por su parte, autoridades respondieron al caso, como el director de Diversidad Sexual en Jalisco, Andrés Treviño, quien urgió la búsqueda de la joven.
Tras las investigaciones, se dio con el paradero de Fonseca, aunque no se dieron más detalles. Su novia agradeció en redes sociales “a todas las personas que me ayudaron y estuvieron al tanto de todo esto”. A los internautas les alegró enterarse de que Verónica ya estaba en un lugar seguro y ofrecieron su ayuda.
Necesitan algo, compañera? Me alegra la noticia, pero si podemos echarles la mano en algo más: acá andamos. ¡Un abrazo sincero a ambas!”.
Qué buena noticia, me da muchísimo gusto. En cuánto tengan oportunidad vengan para la CDMX, van a estar mejor respaldadas en materia de derechos LGBT. Les mando un abrazo grande a las dos”.
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