Roma.- Con la elección de Robert Prevost, como papa León XIV, nuevo líder de la Iglesia Católica, la atención mundial vuelve a un nombre que ha dejado huella en la historia del papado: León.
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La elección del nombre León por parte del nuevo Papa no es solo un guiño a la historia. Es una declaración de intenciones, una evocación de firmeza, liderazgo y transformación. León XIV, como nuevo sucesor de Pedro, se suma a esta línea de pontífices que en momentos decisivos supieron responder con visión y carácter.
El nombre León ha resonado con fuerza a lo largo de la historia del papado. Desde el siglo V hasta comienzos del XX, un total de trece pontífices decidieron asumir este nombre, cada uno, con sus luces y sombras, han marcado en momentos decisivos de la historia de la Iglesia y del mundo.
León XIV y la herencia otros papas que han llevado el mismo nombre:
Uno de los más recordados es León I, el Magno (440-461), Doctor de la Iglesia, quien logró lo impensable: persuadir a Atila el Huno de no saquear Roma.
Su liderazgo durante momentos de profunda crisis consolidó su figura como defensor de la fe y del pueblo romano. Fue también un prolífico teólogo, cuyas cartas y sermones aún influyen en la doctrina católica.
Siglos después, León X (1513-1521), un papa del Renacimiento, promovió las artes y la cultura en una Roma vibrante y opulenta.
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Sin embargo, su pontificado también es recordado por el auge de las indulgencias y los excesos que encendieron la chispa de la Reforma Protestante encabezada por Martín Lutero. Su figura refleja las luces y sombras de una época de esplendor y fractura.
León XIII (1878-1903), en cambio, trajo consigo una visión social avanzada.
En su encíclica Rerum Novarum defendió los derechos de los trabajadores y la justicia social, abriendo la puerta al pensamiento social cristiano moderno. Su papado fue un puente entre la tradición y los desafíos del mundo industrializado.
En una época más temprana, León IV (847-855) dejó un legado de protección física para la Iglesia: ante la amenaza de los sarracenos, ordenó la construcción de las murallas de la Ciudad Leonina, asegurando así la defensa de la Basílica de San Pedro y sus alrededores.