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La crisis económica toca a las puertas del Pentágono

Con una disminución de 100 mmdd para el próximo lustro, el Ejército espera contribuir a reducir el déficit público de EU

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? WASHINGTON.? Luego de casi una década de crecimiento incontrolado, el presupuesto militar de Estados Unidos se encoge por razones de crisis y supervivencia. El proyecto para recortar contratos, eliminar bases, reducir el número de generales y puestos de trabajo ha sido la respuesta esperada por la administración Obama en el inicio de una nueva era donde el Ejército debe ajustarse a las circunstancias de una recesión. Cuando el secretario de Defensa, Robert Gates, compareció el pasado 9 de agosto ante los medios de comunicación para confirmar el recorte de 100 mil millones de dólares durante los próximos cinco años ?tras congelar la asignación de 390 mil millones de dólares para varios programas de armamento no indispensable?, tanto demócratas como republicanos en el Congreso reaccionaron con aprobación y alivio. Desde la Casa Blanca, el presidente Barack Obama se congratuló por una decisión que, aseguró, ?representa un paso hacia adelante en los esfuerzos para reducir los gastos excesivos de operación, recortar el despilfarro y reformar la forma en que funciona el Pentágono?. La hora de la solidaridad Con un presupuesto militar que devora el 20% del presupuesto anual y que se ha elevado al doble desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 (550 mmdd en la actualidad), de la mano de Gates llega la hora de que los militares se solidaricen con el resto de la población para reducir el déficit de la nación. El anuncio de Gates no ha podido llegar en mejor momento. Con una crisis a nivel nacional, algunos estados han tenido que echar mano de medidas extremas para sortear el temporal presupuestario. En ciudades como Colorado Springs, Fresno o Filadelfia, las autoridades locales han tenido que cortar el alumbrado público para poder ahorrar recursos. Algunos estados se han visto en la necesidad de despedir a policías o profesores. Los síntomas de la precariedad se extienden por todas partes; incluso, carreteras interestatales se encuentran plagadas de socavones y muestran serios problemas de mantenimiento. Como si este escenario no bastara, el índice de desempleo nacional ronda 9.7%, algo no visto en el último cuarto de siglo. Así, Gates no ha tenido más remedio que poner a régimen a sus generales y cortar por lo sano con algunos de los más voraces contratistas privados del Pentágono. Desde una perspectiva histórica, el recorte del gasto militar anunciado por la administración Obama sólo representa una modesta corrección a la baja, de la misma manera que hizo Estados Unidos al término de la guerra fría o tras el estrepitoso fracaso de la guerra en Vietnam. ?Gates no ha hecho más que interpretar el sentimiento de la opinión pública y del Congreso, que ya habían anticipado algunos recortes al presupuesto de Defensa para tratar de contener el abultado déficit?, opina el analista Loren Thompson, del Instituto Lexington. Para quienes se han apresurado a ver en estos recortes el síntoma inequívoco del fin de un imperio militar, los analistas se han encargado de poner en perspectiva el anuncio de Gates. ?El objetivo de los recortes es racionalizar el gasto y liberar recursos para financiar la modernización del ejército?, dijo Thompson. Racionalizar recursos ?La teoría básica de Gates es que el Departamento de Defensa puede vivir con un presupuesto inamovible en los próximos años, si transfiere parte de los recursos no esenciales hacia actividades que carecen de fondos y que representan la modernización y el futuro del Ejército?, señaló el especialista. Sin embargo, no todos comulgan con la doctrina de la racionalización de recursos para contribuir a reducir el abultado déficit de 13 billones de dólares, una deuda que se salió de control durante la presidencia de George W. Bush. Apenas en el año 2001, el déficit presupuestario de Estados Unidos alcanzaba los 3 billones de dólares. Entre quienes no han esperado para manifestar su inconformidad se encuentran precisamente los contratistas privados que prosperaron durante la administración Bush y que se concentran en ese avispero de intereses creados en que se ha convertido el Comando de Fuerzas Conjuntas (JFCOM), un centro de operaciones multimillonarias con base en la localidad de Norfolk, Virginia, cuyo presupuesto anual es de 240 mdd. El JFCOM emplea a un total de 2 mil 800 personas, entre militares y civiles, y además alquila los servicios de unos 3 mil contratistas cada año. ?Estos recortes arbitrarios no resolverán el problema, ni ahorrarán recursos. Y sí, en cambio, perjudicarán a compañías cuyos dueños son mujeres o veteranos minusválidos que se quedarán sin recursos, ni negocio?, aseguró el congresista demócrata por Virginia Gerald E. Connoly, en una extensa pieza publicada en días recientes en el diario The Washington Post, con lo que se suma a la campaña que han lanzado contratistas privados, que están encolerizados por el cierre del Comando de Fuerzas Conjuntas de Norfolk, un centro de poder, complicidad y riqueza que, al parecer, hoy ya tiene sus días contados.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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