?Budapest.- La construcción del dique de contención que protegerá a las
localidades de Kolontár y Devecser de un eventual segundo vertido ha
concluido hoy con éxito, pero los cientos de habitantes evacuados no
podrán volver a sus hogares antes del fin de semana.
“Hasta el fin de semana seguramente no podrán regresar”, informó a Efe
la portavoz de Protección Civil, Györgyi Tüttös, sobre la suerte de los
habitantes de Kolontár, la aldea más afectada por el derrame y que fue
evacuada el pasado sábado por el miedo a un segundo vertido.
Las obras del muro de mil 500 metros de longitud concluyeron con éxito,
pero todavía queda por reforzar el dique con las 40 mil toneladas de
rocas que le darán solidez.
El lunes pasado un vertido de un millón de metros cúbicos de “barro
rojo” causó la muerte de ocho personas, 150 heridos y dejó tras de sí la
catástrofe medioambiental más grave de la historia de Hungría.
El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso,
calificó hoy en Pécs (sur de Hungría) como una “catástrofe
medioambiental” el vertido y elogió la rápida respuesta de las
autoridades locales, mientras que aseguró que la CE apoyará a Hungría en
todas las formas posibles.
El jueves pasado se detectaron grietas en el muro norte de la balsa de
retención que causó el desastre, y según el Gobierno, esta pared
seguramente se desmoronará causando una segunda riada.
Este segundo vertido sucederá tarde o temprano, según el secretario de
Estado para el Medio Ambiente, Zoltán Illés, pero apenas se desplazará
unos mil metros de la balsa, ya que el barro que quedó en la represa ya
no es líquido, sino casi sólido.
Tüttös explicó hoy que las grietas detectadas en el muro norte del dique
no han aumentado desde hace varios días, lo que indicaría que ha
disminuido el peligro de un nuevo vertido.
El buen tiempo favoreció que no se expandieran más esas grietas, pero
Zsolt Szegfalvi, director local de Greenpeace, alertó hoy que los
últimos cinco días de buen tiempo conllevan otro peligro, que el lodo se
convierta en polvo tóxico que pueda ser respirado.
“Cuando el polvo llega a superficies húmedas, como las mucosas, puede
activarse el muy alto contenido alcaloide de las sustancias, que podría
causar problemas para la salud”, señaló Szegfalvi.
Lo más importante ahora es que se explique bien cómo hay que usar las
mascarillas y gafas protectoras, porque “muchos de los que están en la
región afectada desde hace una semana no han recibido la suficiente
información”, agregó el activista.
En Kolontár y Devecser “hemos visto mucha gente que trabaja en las obras
de reconstrucción y no usa mascarilla o comen sin lavarse las manos”
recalcó.
Greenpeace y otras ONG han solicitado al Gobierno que publique datos
exactos sobre la contaminación del aire y someta a exámenes médicos a
todos los operarios que trabajan en la zona.
Por otra parte, Szegfalvi señaló que hasta el momento tampoco se sabe
exactamente que tipos de sustancias venenosas hay en el “barro rojo” que
enfangó las calles de las aldeas.
Según sus exámenes es alto el contenido de arsénico, cromo y mercurio,
“pero estamos esperando que la Academia de las Ciencias publique sus
datos, ya que cuenta con mucho más muestras del lodo que nosotros”, pero
hay que prepararse para lo peor, concluyó.
Mientras, la policía ha registrado hoy las oficinas de la empresa
causante del vertido, MAL, intervenida por el Estado, y ha acusado a su
director de negligencia.
El nuevo supervisor público de la empresa, György Bakondi, anunció hoy
que la compañía reiniciará la producción el próximo fin de semana para
no perder puestos de trabajo.
Ayer el primer ministro, Viktor Orbán, dijo que la empresa iba a ser
puesta bajo control del Estado y que era primordial salvar los 3 mil
puestos de trabajo de la compañía.
Mientras, el Partido Verde Europeo ha apoyado al partido ecologista LMP
de Hungría para pedir que el llamado “barro rojo” sea considerado por la
UE como un “residuo peligroso” por su alto contenido alcalino.