?Navalacruz, Ávila.-
Horas después de haber aterrizado en Madrid procedente de Palma de
Mallorca, Íker Casillas se ha traslado a Navalacruz (Ávila), el pueblo
de sus padres y abuelos, al que él considera el suyo, para recibir muy
emocionado el título de Hijo Predilecto.
Cientos de personas colapsaron el centro de esta localidad de apenas 300
habitantes, para sumarse a este homenaje en las mismas calles por las
que Casillas confesó haber realizado “travesuras, como cualquier chaval
de 7 u 8 años”.
En el lugar donde asegura haber pasado “momentos inolvidables” y
“veranos que se pasan rápido y muy bien”, el portero de la selección
española de futbol y del Real Madrid ha sido agasajado por numerosas
personas, sobre todo niños, llegadas desde todos los pueblos de
alrededor y algunos desde Móstoles ataviadas con camisetas de la
Selección Española o del club blanco.
El homenaje ha consistido en el descubrimiento de una escultura en La
Plazuela, antes de recibir en el Consistorio el título e Hijo Predilecto
de Navalacruz, entre gritos de “¡Íker, Íker, Íker!” y “te lo mereces” o
“sigue así, no cambies”.
Aunque la segunda parte fue la más emotiva, en la primera Casillas
descubrió un monolito en el que sobre una piedra de granito aparece un
guante de futbol con su nombre, tratando de atrapar un balón, realizado
por el escultor Senén Fernández, natural del pueblo, aunque vecino de
Madrid.
“A Íker Casillas Fernández, por los éxitos obtenidos en tu carrera
deportiva”, figura en la placa de la estatua descubierta para que el
guardameta “siempre esté presente en Navalacruz”, según comentó el
regidor, Benigno González.
Allí, el homenajeado se ha fotografiado con sus padres y el resto de su
familia, así como con el autor de la obra y el alcalde del pueblo, en
medio de una multitud que no dejaba de corear el nombre del guardameta.
En los balcones había colgadas banderas de España, junto a pancartas en
las que podía leerse “Íker campeón, eres el mejor”, “Navalacruz con
España. Podemos” y “Las manos de Dios”.
Tras esta primera parada, ha llegado el momento más conmovedor, en el
que Íker Casillas ha tenido que interrumpir su discurso desde el balcón
del Ayuntamiento, debido a la emoción que le embargaba, mientras los
centenares de vecinos, familiares, amigos y admiradores del guardameta
le han aplaudido y gritado “¡Íker, Íker, Íker!”.
Esta circunstancia se produjo tras agradecer a éste que considera su
pueblo los “valores” que le ha “inculcado cuando era pequeñito”, para
después señalar: “Y llevo 29 años viniendo”.
En ese instante, con la voz quebrada por la emoción, se detuvo “un
momento” para respirar y tomar agua, antes de justificarse señalando:
“Es para emocionarse”.
El guardameta tuvo un recuerdo para toda su familia – “casi todos somos
primos” -, sus amigos y para Sara Carbonero “por supuesto”, después de
que desde el público algunos le gritaran: “¡Y a Sara!”.
En esta jornada “muy especial”, Casillas recordó las “travesuras” que
realizó “como cualquier chaval de 7 u 8 años” en las calles de esta
localidad en la que actualmente se construye una casa.
“Yo por aquí he correteado desde pequeño, he salpicado en el pilón con
agua con mi madre detrás de mí. Son muchos recuerdos los que tengo aquí y
espero tener muchos más”, comentó, mientras reconocía no haber visto
nunca tanta gente en Navalacruz, salvo algunas veces en Nochevieja.
En este sentido, reconoció que el hecho de que “tu pueblo adoptivo o familiar te haga un homenaje, ha sido muy bonito”.