México.- Actualmente México vive condiciones inusuales con lluvias en diversas partes del territorio, y ya con tres tormentas en el Pacífico en su registro cuando se suponía que por efectos del fenómeno de La Niña, las condiciones tenderían a ser menos activas.
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Sin embargo, en plena temporada de ciclones y huracanes, un fenómeno más llega augurando lluvias torrenciales que podrían dejar efectos perjudiciales para zonas bajas debido a la gran cantidad de agua que podría precipitarse desde este 20 de junio y hasta la primera semana de julio.
Nos referimos al Monzón de Norteamérica, también llamado Monzón Mexicano que se activa este domingo y que afecta a todo el territorio; el año 2021 en el noroeste de la república se registraron acumulados de lluvia históricos por este sistema que superaron los 100 milímetros milímetros.
El vocablo monzón se deriva de la palabra árabe mausim, que significa estación; por lo tanto, este fenómeno se refiere al cambio estacional en la dirección de los vientos entre el continente y el océano. A nivel mundial, se han identificado cuatro regiones donde se presentan circulaciones monzónicas: el suroeste de Asia y el Océano Índico; Australia y la Polinesia; África noroccidental y el Atlántico oriental, así como en la zona que comprende, además del noroeste de México, al occidente y suroeste de Estados Unidos de América.
Cada año, entre finales de junio y principios julio, inicia el Monzón de Norteamérica, y puede extenderse hasta septiembre. Es generado por los vientos cálidos y húmedos que provienen del Océano Pacífico y el Golfo de California, los cuales convergen sobre el noroeste del territorio nacional.
Este fenómeno se caracteriza por generar lluvias intensas, aunque no continuas, en regiones del noroeste de México, principalmente en las montañas de la Sierra Madre Occidental y sus alrededores, que comprenden Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, el norte de Nayarit, *Sinaloa y Sonora, así como el occidente y suroeste de Estados Unidos de América.*
Más del 60% de la precipitación anual de dichas zonas ocurre en este periodo e, incluso, en zonas donde no ha llovido, lo que ayuda a mitigar las condiciones de sequía y beneficia a los sectores agua, agrícola, ganadero y medio ambiente.