Culiacán, Sin. – La importación ilegal de camarón continúa imponiendo una competencia injusta a los productores locales, lo que resulta en la pérdida de empleos y un declive en la producción nacional, generando así un llamado urgente por parte de los acuicultores.
Durante el 2023, México fue testigo de la entrada de cerca de 20 mil toneladas de camarón, en su mayoría procedente de Sudamérica. Esta situación es denunciada por Carlos Urías, quien resalta que a pesar de que la capacidad acuícola nacional podría garantizar el autoabasto y la soberanía alimentaria, las importaciones, tanto legales como ilegales, persisten.
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El presidente de la Confederación de Organizaciones Acuícolas del Estado de Sinaloa lamentó que esta problemática persista a pesar de la existencia de un amparo judicial que prohíbe las importaciones de camarón.
En rueda de prensa del Colectivo de Organizaciones y Empresarios (CORE33), el dirigente de los acuicultores exigió a las autoridades unirse en apoyo a este sector productivo, el cual no solo provee camarón, sino que también genera empleo en regiones altamente marginadas.
Se destaca que el amparo en contra de estas importaciones se debe a la falta de garantías de sanidad del producto, lo que podría provocar la aparición de enfermedades pandémicas, como la registrada en 2013, que resultó en pérdidas de hasta siete mil millones de pesos.
Además, señaló que el camarón importado de Ecuador recibe altos subsidios en combustibles, lo que permite a los productores ecuatorianos obtener un precio de producción significativamente más bajo en comparación con los productores mexicanos.
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Esta disparidad de precios ha llevado a una sobreoferta de camarón, lo que ha provocado un desplome en los precios y ha llevado a los productores ecuatorianos a la quiebra, arrastrando consigo a sus homólogos mexicanos.
Carlos Urías aclara que este desplome de precios no se refleja en el costo final para el consumidor, ya que las ganancias se quedan en manos de quienes importan camarón de baja calidad y costo reducido.
Aseguró que la eliminación de las importaciones de camarón beneficiaría a todos los sectores, permitiendo a los consumidores disfrutar de un producto nacional de mejor calidad y más seguro, a los productores vender sus cosechas a precios más justos y al gobierno aumentar sus ingresos por impuestos.