Ciudad de México.- Una torrencial lluvia que cayó en la ciudad de México fue el preámbulo del primero de los conciertos del grupo The xx, y algo cautivador tienen estos ingleses que agotaron la venta de boletos para sus espectáculos en cuestión de minutos.
Los chicos afuera del auditorio mora negra parecían en romería, los
estacionamientos en un kilómetro a la redonda se encontraban repletos,
muchos jóvenes dejaron sus automóviles en las calles aledañas y se
fueron corriendo al recinto, obviamente la mayoría llegaron empapados de
sudor y de lluvia.
The xx presentó temas de Coexist, su más reciente
álbum, producido por Jamie Smith, con las composiciones de Romy y
Oliver. El cantante de la banda, en más de una ocasión ofreció
disculpas, al parecer estaba apenado por haberse tardado tanto en
realizar su visita nuestro país con sus colegas, ésta fue una
oportunidad dorada para ellos que siempre admiraron nuestra cultura,
argumentó.
Las tres presentaciones del 27, 28 y 29 de septiembre están
completamente agotadas. Los revendedores vueltos locos se encontraban,
no solamente afuera de ese auditorio, sino que estaban apostados a la
salida de la parada del metrobús, afuera de las tiendas de conveniencia y
con su cantaleta eterna diciéndole a la gente: “¿Le sobran boletos?”,
“¿Quiere boletos?”, no dejaban transitar libremente.
La agrupación arribó al escenario alrededor de las 10:00 de la noche y
tocaron canciones de su primera producción homónima “xx”, aparte
interpretaron su música de ensueño, del nuevo álbum arriba citado, y sus
éxitos “Fiction”, “VCR”, “Angels”, “Swept away”, “Crystalized” y
“Chained”.
El concierto de aproximadamente una hora y media de duración motivó a la
audiencia que se comportó de manera civilizada. Por momentos, al cerrar
uno los ojos, uno podía sentirse como si se encontrara en un elevador
gigantesco repleto de personas, o quizás también esperando a alguien en
el lobby de un hotel majestuoso.
La música de The xx es tranquila en un 70%, posee letras románticas que
no son insulsas y están acompañadas por una guitarra, un tanto
distorsionada pero con un efecto delay muy ochentero. La gente, al
escuchar esos acordes, exclaman asombrados porque ésa es su rúbrica
tonal, en ocasiones se vuelve energética, pero pronto regresa a navegar
en el mar de calma de sus canciones.
Hace tres años que este grupo de jóvenes londinenses no sacaba un disco
nuevo, pero siendo debutantes en la escena musical sorprendieron con sus
atractivas interpretaciones y composiciones extravagantes.TJ
