Culiacán, Sin.- “Me soñaba con pura gente muerta, yo decía que ya no iba a vivir“, expresó la señora Estefana Zayas Soto, quien previo al Día de la Virgen de Guadalupe, que se celebra cada 12 de diciembre acudió acompañada de su hijo a la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, conocida como La Lomita, para agradecerle a la morenita del Tepeyac haber sobrevivido a aquel accidente, donde se debatió entre la vida y la muerte.
En entrevista para Línea Directa narró cómo aún recuerda ese martes 21 de julio de este año, donde compartió que eran apenas las 7:00 de la mañana e iba a trabajar en un camión jornalero, sin pensar lo que a los minutos ocurriría un accidente: se le reventó una llanta al camión, el cual se estampó en un poste y chocaron.
A sus 60 años, la señora Estefana permaneció por casi un mes en camilla sin poder tener movimiento de ninguna parte de su cuerpo.
“Yo me soñaba entre pura gente que ya no existe, pura gente muerta, yo me despedía de mis hijos, de mi esposo, porque yo decía que ya no iba a vivir y gracias a dDios y a nuestra madre pues aquí me tienen, con la fuerza de ella, saliendo adelante”, dijo.
Con lágrimas en los ojos, expresó que después de permanecer casi un mes en camilla fue trasladada al Seguro Social y la operaron en Costa Rica de sus dos brazos, tras tenerlos fracturados por el accidente y su pierna, la cual aunque no alcanzó a fracturarse, le hicieron como 19 puntadas y por poco la pierde.
Sus días fueron muy difíciles, “batallé mucho” decía mientras se le salían las lagrimas, pues sus hijos y hermanos le daban comida en la boca, la llevaban al baño porque no podía hacer nada por sí misma.
“A mí me pusieron placas en un brazo y el otro me lo enyesaron, sí me quedó torcidita mi mano, pero sí me sirve, la otra no sé, porque como traigo placas no sé si vaya a tener movimiento, el doctor dice que sí podrá tener movimiento, ya pues ya tengo más de cuatro meses así “, dijo.
Hoy, con una fotografía que le tomaron cuando ella estaba delicada y un testimonio, de corazón le agradeció a la Virgen de Guadalupe, pues,” ya de perdida pues pude venir a visitarla hasta aquí”, manifestó.
Todavía, Estefana siente los estragos de ese feo accidente; aún tiene que tomar medicamentos de vez en cuando para calmar el dolor y no puede exponerse mucho al sol, pues su brazo izquierdo aún se le inflama.
A pasos lentos porque todavía no puede mover por completo su pierna izquierda y con su traje típico de “Adelita”, bajaba cada escalón de La Lomita para dirigirse de camino a su casa, ubicada en el campo Las Isabeles, rumbo a Eldorado y donde tiene que caminar como dos kilómetros a pie para salir a agarrar el camión.
