Culiacán, Sin.- La vida que fue una carcajada terminó en una tragedia de lágrimas y de dolor.
El payaso Chechín, menos conocido como Celso Mata Zamora, murió como ninguno de sus compañeros quisiera morir: tras bambalinas y huérfano de público a quien hacer reír con sus payasadas.
Las risas murieron con la caída del telón que algún enemigo de la vida y de la diversión decidió poner fin a su función.
La suya fue una muerte de mucha lágrima y risa nula la noche del martes en la colonia 5 de Mayo, cuando manos anónimas lo asesinaron a través de la ventana cuando descansaba en la vivienda de sus familiares.
La de Chechín fue una payasada de la muerte que lo arreó sin ensayo previo a la última función.
Homicidio carente de gracia y sin maquillaje la del promotor de programas preventivos en el Ayuntamiento de Culiacán. La antítesis de su vida y su trabajo.
Chechín, en la infancia de su tercera edad, murió sin aplausos ni payasadas…