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Guasave, Sin.- Cuando se le preguntó cómo se sentía, a Nelson se le quebró la voz, sus ojos se llenaron de agua y casi deja salir sus lágrimas; estaba sentado en una cubeta contemplando el derrumbe, cuidando las pocas pertenencias que le quedan. ¿Qué es lo que harán ahora, sus tres hijos, su esposa y él? Es algo que ni siquiera saben.
El mundo se les vino encima, así literal, con el desalojo de las 10 familias del sector Colonos Unidos, el pasado martes no terminó la amenaza, este miércoles por la tarde se sumaron más, incluso el pequeño abarrote que recién habían surtido hace unos meses para iniciar un negocio quedó sin nada.
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Nelson, su esposa y su hija mayor, hoy tiene 14 años, salieron huyendo de Sinaloa municipio, en Agua Caliente de Cebada la situación de violencia no les dio para dirigir su mirada hacia alguna zona en particular, primero estaba la vida, no la pensaron y se bajaron como lo hicieron varios vecinos que invadieron predios que suponían eran ejidales.
“Con la violencia de allá no sabe uno ni para dónde arranca, y pues aquí no teníamos nada, ya después de tantas vueltas nos dieron una carta de posesión que luego supimos que no nos servía para nada, se acabó ya; la más grande (su hija) ya venía, los otros dos nacieron aquí”.
¿Y cómo se siente?
“Pues cómo cree, aquí ando juntando las cositas de aquí, este tejabancito, juntando lo poquito que hay pues para no perder todo, ahorita ni trabajo hay”, expresó entre una risa que se esforzaba por mantener.
Nelson y su familia son solo una de las 10 historias de vida que se entrelazan en el sector Colonos Unidos, esa invasión que hace poco menos de un mes empezó a “desgranarse” tras el resolutivo del juez donde faculta a los dueños para destruir todo lo que irregularmente se haya instalado. Durmieron en la casa del Peregrino, ahí se quedarán hasta que el Gobierno o alguien les permita iniciar de nuevo su casita.
