MÉXICO.- Un hombre de fe, entregado de corazón al sacerdocio y amor a Dios, nacido en León Guanajuato un 25 de enero de 1942 y quien ha sido adoptado como hijo consentido de Culiacán, hablamos del padre Héctor Orozco Gutiérrez, quien hoy se encuentra de manteles largos, ya que este 29 de junio, llega a los 55 años de sacerdocio.
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Fue a la edad de los 11 años cuando Orozco ingresó al seminario, escuchó el llamado de Dios y hasta la fecha su fe guía su camino. Cuando era joven visitaba los asilos y hospitales para llevarles una palabra de consuelo. Siempre se ha preocupado por quienes están en algún apuro o bien en situaciones difíciles.
Pero los doctores no lo dejaban entrar a los cuneros, por lo que con una jeringa sin aguja y llena de agua bendita; bendecía los recién nacidos. Por lo que desde ese momento se le quedó el apodo del “Padre Jeringas”.
¿El padre Jeringas en dos lugares a la vez?
El ‘Padre Jeringas’ es sacerdote en la parroquia de San Judas Tadeo de Culiacán. Ahí todos sus feligreses y allegados aseguran que tiene el don de la bilocación, es decir que tiene la habilidad de estar en dos lugares a la vez.
Prácticamente todo su ejercicio ministerial ha sido en Sinaloa. Orozco tiene más de 50 años viviendo en tierras sinaloenses, ejerciendo su labor eclesial principalmente en Culiacán.
Fue en el 2016 cuando el papa Francisco recibió al presbítero con toda la curiosidad de conocer al quien podría convertirse en el nuevo santo de nuestro país. Pues según la iglesia católica, la bilocación es una habilidad que tienen los santos, ya que su fe y espiritualidad es tan grande que incrementa su habilidad psíquica.
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Algunos testigos aseguran que cuando el padre Héctor está en dos lugares al mismo tiempo, su personalidad no es la misma. Dicen que pueden identificar si es el ‘original’ o su versión mística, pues él es muy alegre, mientras que el otro tiene una actitud seria.
El mismo ‘Padre Jeringas’ dijo que su don nace de Dios, que él multiplica su presencia para atender a las personas que se encuentran enfermas. Un trabajo que es muy demandante, pero que le deja una gran satisfacción y que sobre todo lo hace con mucha devoción.
El “padre jeringas” es un sacerdote ejemplo en muchos aspectos por su amor incansable hacia el prójimo en estos tiempos que se ocupa conocer la palabra de Dios.