Sinaloa municipio, Sin.– Las tumbas en ruinas hicieron acto de presencia, dos paredes de la escuela primaria del Rancho El Padre, afectadas por el agua también, se alcanzan a ver, allá a lo lejos a más de un kilómetro, la vieja iglesia de Chicorato es visible también, son los restos de los pueblos que a raíz de la sequía de la presa Bacurato han resurgido.
La tumba de don Pedro, ese vecino del pueblo que no quiso que lo enterraran en el panteón de la comunidad, sino en el cementerio de los niños, con la cruz oxidada por el líquido con el que estuvo cubierta durante meses se aprecia casi intacta.
La sequía se ha llevado con ella casi hasta la última gota de lo que tenía la presa en el municipio de Sinaloa, las vacas apenas si alcanzan a beber con ayuda de una motobomba de la laguna que ha generado el riachuelo, el cauce no es grande.
“Son del panteón, de hecho las tumbas, necesita tener mucha agua la presa para que tape y están muchos ranchos, Temuchina, Batatibuna, Rancho El Padre y Chicorato está más arriba, se nos acabó el agua y ahí quedó de lo que traía el río, una laguna a ver si no se nos acaba para cuando llegue la lluvia”, comentó Octavio Soto, vecino de esos pueblos.
Son los vestigios de un pueblo fantasma, de una comunidad que resurge a 41 años de que desapareció, precisamente este 9 de junio en que celebran a su santo patrono en Mezquite Alto, donde viven ahora los desalojados.
Es el Santo del Buen Viaje al que le rezan en temporadas de sequía, una imagen que bajaron de allá del templo de Chicorato, precisamente un día como hoy y que por segunda ocasión consecutiva llevarán el 14 de junio a celebrarle una misa en las ruinas del vaso de la presa Bacurato, buscando que haya un buen temporal ¡que llueva, que llueva! Aunque el agua se lleve con ella los recuerdos de aquellos que ya no están, las pisadas de los que murieron lejos de donde sus ombligos fueron enterrados.
Son pueblos que se niegan a morir y que provocan los suspiros de aquellos a los que les fueron arrancados las raíces a fuerzas.