Guasave, Sinaloa. – Desde la llegada de la reliquia de primer grado de San Judas Tadeo a México, Daniel Landero no ha vuelto a casa. Originario de la Ciudad de México, es el coordinador de custodios que trasladan el fragmento de hueso autentificado por el Vaticano.
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El equipo encargado de coordinar la peregrinación del fragmento del brazo del apóstol que arribó al país entre el 28 y 29 de julio de 2024, tiene como labor, marcada por la fe y el compromiso, mantenerlos lejos de su hogar hasta finales de septiembre de este año.
Línea Directa conversó con Daniel Landero, quien compartió las experiencias vividas durante este tiempo.
“Ha sido toda una experiencia, muchos aprendizajes”, afirmó con visible emoción. “Nos llevamos la mejor de las enseñanzas de fe de la gente. En cada estado, en cada lugar y en cada pueblo que hemos visitado, hemos sido testigos del enorme fervor de los devotos”, dijo.
La reliquia, considerada de primer grado por tratarse de un fragmento de hueso del cuerpo del apóstol, ha congregado multitudes en su recorrido por México. Para Landero este viaje no solo ha representado un compromiso logístico, también una oportunidad para fortalecer su propio aprendizaje.
A lo largo del recorrido de la reliquia de San Judas Tadeo por el país, ha destacado un grupo de custodios cuya labor es transportar y proteger esta figura religiosa con gran devoción y compromiso. Son los guardianes del patrono de las causas difíciles, quienes con disciplina y fe aseguran que la reliquia llegue a cada destino de manera segura. Nadie más puede tocarla, moverla mucho menos sacarla de su cápsula, el fragmento es acompañado por una gran imagen de quien se cree era primo de Jesús de Nazareth.
Cada parada de la reliquia ha estado marcada por actos de fervor y agradecimiento. “La gente acude con historias conmovedoras, testimonios de milagros y peticiones que reflejan la profunda confianza en San Judas Tadeo”, agregó Landero.
El santo, conocido como el patrono de las causas difíciles, despierta una devoción especial entre los creyentes. “Es impresionante ver cómo, sin importar las circunstancias, la fe de las personas permanece inquebrantable”, destacó.
A pesar del cansancio y la distancia Landero asegura que cada día de esta travesía ha valido la pena. “Es un privilegio acompañar la reliquia y ser testigo del impacto que genera en la vida de tantas personas. Esta peregrinación no solo ha sido un recorrido físico, sino también espiritual”, mencionó.
Concluyó expresando su agradecimiento por las experiencias compartidas y las muestras de fe que ha presenciado. “La verdadera enseñanza que me llevo es la fuerza de la fe, algo que jamás olvidaré”.
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Cuando la peregrinación llegue a su fin Daniel Landero regresará a casa, pero llevará consigo un cúmulo de experiencias que, asegura, marcarán su vida para siempre.