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Guasave, Sin.- Dos años tuvieron que pasar para que playa Bellavista volviera a verse en su máximo esplendor. La soledad del mar quedó atrás y la banda volvió a sonar.
Un exquisito escenario convertido en un inigualable disfrute para los vacacionistas que llegaron con las casas de campaña en mano a instalar, rebiates llenos para el buen comer y hasta la mascota era compañía obligada.
La pandemia quedó atrás, el COVID-19 ya es cosa del pasado y los ocupantes se dedican aron a saborear el sol, la arena y el mar.
Para fortuna de los campistas este jueves, primer día Santo pero quinto para muchos que desde el sábado están ocupando la playa con sus enramada y sus casas de campaña, fue saldo blanco, no hubo hechos qué lamentar, sólo una picadura de mantarraya en un adolescente y una volcadura en una cuatrimoto por un adulto cuyas lesiones no ponen en riesgo su vida.
Las fogatas se han encendido, el día termina pero la noche es larga y apenas empieza, “las carpas se van a llenar”, anuncian los circos que como antes esperan dar diversión a los paseantes.
