Guamúchil, Sinaloa. – En Guamúchil, cada rincón evoca la presencia de Pedro Infante Cruz, el “Ídolo de México”, quien, aunque nació en Mazatlán un 18 de noviembre de 1917, echó raíces profundas en esta cálida tierra.
A 107 años de su natalicio, el legado de Pedro Infante sigue latiendo en las calles, las memorias y los corazones de su gente, quienes no solo lo recuerdan como el gran actor y cantante, sino como el hijo predilecto que puso a Guamúchil en el mapa de la historia cultural de México.
La presencia de Pedro Infante sigue viva en las calles de Guamúchil, donde el tiempo parece haberse detenido para honrar al “Hijo Predilecto”, con tres estatuas dedicadas a su memoria, una plazuela que lleva su nombre y un museo que resguarda su legado, esta ciudad no solo recuerda al hombre, sino también al ícono inmortal que conquistó al mundo con su carisma, voz y talento.
Sigue la información del centro de Sinaloa en la sección especial de Línea Directa
José Antonio Valenzuela Meza, director del museo de Pedro Infante explicó que fue en 1926, cuando Pedro tenía apenas 9 años, su familia decidió mudarse a Guamúchil.
Aquí, el joven Pedro no solo cursó sus estudios de primaria, sino que también comenzó a descubrir su pasión por la música, aprendió a tocar varios instrumentos y junto con su padre, Delfino Infante impulsaron la creación de la orquesta “La Rabia”.
Valenzuela Meza narró que la vida cotidiana del joven Pedro Infante en Guamúchil estuvo llena de vivencias que marcaron su esencia; trabajó en una carpintería, formó un equipo de béisbol en el que jugaba como cátcher y experimentó los primeros destellos del amor.
Una de sus historias más recordadas es la de Guadalupe López, a quien Pedro conquistaba con serenatas y con quien tuvo a su hija, Guadalupe Infante López, el 11 de diciembre de 1935.
Te sugerimos: Ratifican a José Antonio Valenzuela Meza como director del museo Pedro Infante en Guamúchil
“Él siempre quiso ser de Guamúchil, porque aquí le fue muy bien, aquí tuvo su primera hija, como es la señora Lupita Infante López, aquí aprendió a tocar los instrumentos, aquí hizo su primaria, su juego de beisbol y le sirvió para su futuro y sobre todo que fue muy feliz, cuentan los que convivieron con él en su juventud”.
Según el director del museo, el paso del tiempo no ha apagado la luz de Pedro Infante en Guamúchil y cada año, en el marco de su natalicio, decenas de personas, tanto locales como visitantes, se reúnen para rendir homenaje al ídolo en la plazuela que lleva su nombre o en el museo que alberga parte de su historia y objetos personales.
Te puede interesar: “El jardín de los buenos deseos”: Promueven la cultura de paz con murales en Cobaes
De manera regular, el Instituto Municipal de Cultura también se ha encargado de mantener vivo su legado en las nuevas generaciones, organizando visitas guiadas al museo para grupos de preescolar y primaria.
Ahí, los niños aprenden sobre la vida y obra de Pedro, mientras se adentran en el fascinante mundo de la música y el cine que marcó a México.
La avenida Ferrocarril de Guamúchil guarda un rincón especial: la casa donde vivió Pedro Infante, recientemente abierta al público, con murales que retratan al ídolo en sus momentos más emblemáticos, este espacio se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan conectar con la esencia de un hombre que, aunque alcanzó la inmortalidad, nunca olvidó sus raíces.
Guamúchil guarda con orgullo la esencia de Pedro Infante, un hombre que siempre se declaró originario de esta tierra y su legado no solo vive en las películas y canciones que conquistaron a México y el mundo, sino también en cada rincón de esta ciudad que lo vio crecer y soñar.
Al caminar por sus calles, pareciera que Pedro aún habita aquí, con su guitarra al hombro, listo para dar una serenata o compartir una sonrisa, porque para los guamuchilenses, Pedro Infante no es solo un recuerdo: es parte de su historia, de su identidad y de su corazón.