Culiacán, Sin. – Un joven de 25 años, residente de Culiacán y con una discapacidad, se convirtió en víctima de un elaborado plan de engaño, presuntamente diseñado por una mujer que logró envolverlo emocionalmente a través de las redes sociales. Esto culminó en su decisión de emprender un viaje sólo al estado de Sonora.
La identidad del joven se mantiene bajo reserva por razones de seguridad, pero su historia destaca la influencia de la manipulación mediante llamadas telefónicas y mensajes de texto. Durante un lapso de al menos dos meses, la mujer en cuestión estableció un contacto continuo con el joven a través de WhatsApp, solicitando dinero de manera semanal.
La desconocida que se hacía llamar Carmen se comunicaba de manera constante, sin importar si el joven estaba en medio de su trabajo. Le solicitaba información detallada acerca de sus actividades, lo que le permitió conocer sus rutinas, así como obtener nombres de familiares, amigos y otros datos que luego empleó para envolverlo.
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El pasado fin de semana, el joven tomó una sorprendente decisión al empacar algunas de sus pertenencias y abandonar su hogar sin comunicar su destino a su familia, con quienes comparte residencia. Ella lo había convencido.
Su padre relató su angustiosa experiencia con Línea Directa: “Lo contactaron por teléfono; pasaba horas hablando con ella. Su actitud cambió de repente, y ella lo persuadió para que se dirigiera a Ciudad Obregón, asegurándole que lo quería como pareja. Se hizo pasar por una plebita. Él cayó en su trampa. El fin de semana se fue a trabajar con mi hermano, que tiene un negocio de música infantil, y esa noche no regresó. Me di cuenta por la mañana, hice un recuento de las habitaciones y me di cuenta de que no estaba. Me preocupé, le llamé y su teléfono mandó a buzón”.
Con una mezcla de preocupación y determinación, el padre del joven tomó medidas enérgicas para resolver la situación. Se coordinó de la mejor manera posible con las autoridades estatales, y después de un operativo meticuloso, lograron detener el autobús en el que viajaba su hijo, en Ciudad Obregón, Sonora.
El siguiente capítulo de esta historia lo condujo a una base de la Guardia Nacional en Fundición, una remota ranchería en el Municipio de Navojoa. Allí, se le brindó la protección necesaria como la víctima que era. Desde Sinaloa un agente coordinaba su retorno seguro.
“Quien nos brindó apoyo en todo momento fue el Agente 30, Jorge Montoya, de la Fiscalía de Personas Desaparecidas. Él se puso en contacto con la Guardia Nacional División de Caminos en Sonora y una patrulla interceptó el camión y rescató a mi hijo, llevándolo a un lugar seguro”.
Durante todo el trayecto, siguiendo las ordenes de la mujer, el joven le había estado compartiendo información sobre el viaje y su ubicación, proporcionando a los presuntos delincuentes un seguimiento preciso de su paradero, es por ello que les extrañó haber perdido contacto con éste.
El caso adquirió un matiz aún más inquietante cuando, en la estación de autobuses que habría sido el destino final del joven de no ser por la intervención de agentes de la Guardia Nacional, la mujer en cuestión se presentó en compañía de dos individuos. Su objetivo era claro: localizar al joven, lo que suscita sospechas de un posible intento de secuestro.
“En el camión, ella se subió con dos personas, dos hombres. Lo estaban buscando para, supuestamente, entregárselo a ella. El chófer les dijo: ‘Desconozco, desconozco, no sé de qué persona me hablas’. Ella le dijo: ‘Aquí venía él, me lo dijo'”, comentó.
Para empeorar la situación, los presuntos delincuentes contactaron a las autoridades, haciéndose pasar por familiares del joven y tratando de reclamarlo vía telefónica. Un agente de la Guardia Nacional solicitó al joven que compartiera su ubicación con la mujer, con la intención de que esta se presentara en el lugar donde se encontraban y así detenerla en flagrante delito. Sin embargo, al enterarse de que el lugar era una base de la Guardia Nacional, la mujer no se presentó, dejando en evidencia que sus intenciones no eran buenas.
“Con mi hijo estaba un agente de la Guardia Nacional, escuchando lo que ella le decía a él, ella le pedía que se saliera de donde estaba, que iban a pasar a recogerlo”.
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Aterrados por todo lo que estaba sucediendo, el padre y tíos de éste emprendieron un viaje desde Sinaloa hasta la base de la Guardia Nacional en Fundición, donde se encontraba su hijo. Emprendieron una travesía en su vehículo particular y, al encontrarse con él, se abrazaron con fuerza, pero la pesadilla aún no había terminado. Un agente les advirtió que el camino de regreso no sería sencillo, ya que, aparentemente, grupos criminales habían tomado posición en la carretera con la intención de consumar el secuestro. En esta situación digna de una película, recibieron apoyo de las autoridades durante gran parte del trayecto y finalmente lograron regresar a Sinaloa.
Este incidente arroja luz sobre la posible existencia de una red criminal en la que grupos delictivos utilizan artimañas cibernéticas para seducir a hombres y llevarlos a situaciones de secuestro y extorsión, por lo que el padre del joven hizo un llamado a evitar caer en estas redes y tener mucho cuidado con lo que se comparte en la red.
