Guasave, Sin.- “¡Qué horror, me dolió un chin!”, dijo Enrique en un audio de voz al salir de la cirugía que se suponía sería mínima, no invasiva, pero que al final resultó no ser lo que esperaba, fue sometido a una liposucción completa, en palabras del médico a la familia: “no le dejó un gramo de grasa”, sin embargo, lo llevó a la muerte.
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Enrique, un joven de 32 años de edad, muy conocido en Guasave, quiso realizarse una lipo papada y el retiro de los oblicuos para lo que acudió con un médico que brindaba el servicio, le reiteró que el equipo que lo acompañaba en la cirugía era profesional, incluso al cirujano especialista lo conocían, estaba por demás prestigiado, el problema es que éste no se presentó el 18 de septiembre y el procedimiento lo realizaron no en quirófano, sino en una vivienda habilitada como clínica en el sector poniente.
El audio en el que “Kike” se refiere a la operación, tras salir de ella, es más que claro:
“Mi lado derecho como que no se durmió bien, tenía mucha sensibilidad sobre todo en la parte de arriba donde entraba la cánula en dirección de mi pecho derecho y cuando rosaba con mi verruga también, ¡ay no!, ahí sentía mucho, sentía mucho ardor cuando entraba y salía la cánula y les decía y según me ponían medicamento y nada. Lo que sí me dolió un chin… fue la lipo papada, ay no, no, no, qué horror”, expresó Enrique estando ya en su casa, el mismo día de la cirugía porque ni siquiera lo tuvieron en observación, sino que lo enviaron al domicilio.
Las complicaciones no se hicieron esperar, temperatura, dolor, sangrados abundantes, alucinaciones y el descenso de la saturación de oxígeno a menos de 30, fueron las gotas que derramaron el vaso, aún cuando el médico refería que se trataba de síntomas propios de la operación.
Tres días después tuvieron que ingresarlo a una clínica particular donde le detectaron una trombosis pulmonar ocasionada por un coágulo de grasa, le taponeó una arteria del pulmón, además de que el sangrado que tenía era excesivo.
“Él al principio nos dijo que tenía su equipo donde él operaba con otro cirujano, ese cirujano la familia ya lo conoce pero el día de la operación el cirujano no se presentó, lo que iba a hacer una mini lipo, no se ocupaba un equipo muy grande porque era muy poco invasivo. El doctor insistió que tenía grasita en el abdomen y que se la iba a quitar. Eran tres personas, Enrique empezó a desarrollar complicaciones y el doctor nos decía que era normal, que era parte del proceso y que sólo necesitaba vitaminas”, narró la familia.
Tuvieron que moverlo al Hospital General y de ahí a una clínica en Los Mochis buscando salvarle la vida, lamentablemente fue vìctima de una falla multiorgánica, así como cuatro paros respiratorios, de los primeros tres lograron reanimarlo, del último ya no.
La familia exige justicia, están convencidos de que se trató de una negligencia, incluso hay versiones que apuntan a que presuntamente el médico, que finalmente no fue cirujano, sino familiar, le habría perforado uno de sus órganos, por eso interpusieron una denuncia penal en su contra el mismo día de los funerales.
Del médico ni rastro ha quedado en las páginas de redes sociales donde se anunciaba, borró cualquier evidencia de los servicios que ofrecía, y el número de celular que tenía manda directo al buzón.