Guasave, Sin.- En medio del camellón María del Rosario Espinoza, debajo de la sombra del puente federal de la carretera México 15, había instalado su puesto, tenía más de una hora cuando se le vio; había llegado con 30 donas de diferentes sabores para ofrecerlas a los “cuarentones” para los nervios.
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A 30 pesos, las ofrecía a los vehículos que iban llegando con los prospectos para la vacunación, eso sí, ni siquiera se movía de su sitio para no interferir en la aplicación. Su primo es el del sazón para los postres, no son cualquier dona, se trata de un platillo gourmet que lleva a donde considera se pueden vender; si no era ahí, las llevaría a otro punto.
“Venimos a vender donas”
¿Sí le están comprando?
“Sí, nada más voltean y se les antojan y aquí estamos”.
¿Y usted las hace?
“No. Mi primo, si no salen aquí salen en otro lado, traigo de Ferrero Rocher, de Mamut, de M&M´s, y estas cómo se llaman, de kit kat, que se les olvide un poco el piquete, para endulzarlo”, argumentó.
Entre broma y broma el joven alcanzó a sacar sus donas, ofreciéndolas como a los niños cuando salen de la clínica para cumplir con el esquema de vacunación.