“No uso el aire acondicionado”: A sus 90 años, don Abraham es digno ejemplo de un hombre trabajador

Los Mochis, Sin.– A sus 90 años, Abraham Peralta Castro es un hombre digno de admirar, todos los días se levanta a las 4:00 de la mañana y se prepara para abrir su negocio de venta de aceites para carros a las 5:00 en punto. Nada lo detiene, ni el calor, el frío o la lluvia, porque para él trabajar es lo mejor que pueda hacer con su tiempo.

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De lunes a domingo, de las 5:00 de la mañana a las 6:00 de la tarde, permanece en el punto ubicado sobre el bulevar Centenario y calle Mónaco en el fraccionamiento Palmira, donde, aunque no siempre venda sus productos, disfruta de ver pasar la vida frente a sus ojos, platicar con quien se acerca o saludar a los que cruzan la vía pública y le echan el grito.

“Mire, yo voy llegando a los 90, pero el asunto es así, que yo la vida la estoy viviendo a conforme mi cuerpo va resistiendo diariamente, porque si yo me sintiera débil, mucho más débil de lo que estoy, yo creo que no trabajaría, las fuerzas se me acabarían, pero gracias Dios, que Dios me está dando la oportunidad de vivir otro día más y mi felicidad es más al estar aquí, en la carretera, mirando, desahogando mi mente, mi cerebro, mirando otras cosas más que en la casa”, dijo el comerciante a Línea Directa.

Aunque hace una semana tuvo una descompensación y por esa razón tuvo que recibir el suministro vía intravenosa de un suero vitaminado, asegura que su debilidad no fue por el calor, pero sí por su edad avanzada, porque el calor y las altas temperaturas está acostumbrado a soportar.

“Yo no soy de los de ahora, soy nativo de los de antes y los de antes teníamos un volumen, los cuerpos más poderosos que los de ahora. Le voy a decir una cosa, yo casi no uso el aire acondicionado, duermo casi casi la mayoría con un abanico y a las 4:00 de la mañana ya estoy de pie”, presume don Abraham.

En noviembre del año pasado sufrió el robo de su camioneta cargada de botellas de aceite, justo en frente de su domicilio en el ejido México. Como ocurrió durante la noche: no vio ni escuchó nada. Pero gracias al apoyo de la sociedad que se unió a la causa para ubicar la unidad, esta fue recuperada y a 8 meses de lo ocurrido, de nuevo está de pie, trabajando como todos los días.

“Me siento muy tranquilo gracias a Dios y le doy las gracias a Dios por la ayuda que me ha dado y los años que me ha dejado vivir porque gracias a su voluntad y a su fuerza me ha dejado vivir y estoy contento, estoy feliz”, asegura el nonagenario.

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A través de Línea Directa, donde Abraham envía un mensaje a los jóvenes, a quienes les dice que el empleo lícito dignifica, permite formar hijos nobles y buenos, como los suyos, y además deja la satisfacción de haber construido una buena y bonita vida, la cual a sus 90 años sigue disfrutando más cuando trabaja.