Los Mochis, Sinaloa. Nochebuena y Navidad son celebraciones que tradicional disfrutan más los niños porque son sus padres y familiares adultos quienes procuran que vivan estas fiestas de una manera “mágica” y construyan los mejores recuerdos de su infancia.
Sin embargo, pese a que algunos se encuentran preocupados por si portaron bien durante el año y “Santa Claus” cumplirá la mayor parte de sus peticiones escritas en las cartas navideñas, otros niños, por lo contrario, deben seguir trabajando en la vía pública porque son obligados por sus padres o familiares.
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Desde niños muy pequeños hasta adolescentes permanecen desde muy temprano, este 24 de diciembre, en los diferentes cruceros de la ciudad de Los Mochis realizando labores de limpiaparabrisas, payasitos, malabaristas o pedigüeños.
Por las fechas, es más difícil que los automovilistas eviten conmoverse con las escenas urbanas: niños muy pequeños y vulnerables y a simple vista solos, recorriendo la hilera de carros cada semáforo en rojo.
La empatía ciudadana y de muchos padres de familia que no se resisten a darles unas monedas, es lo que hacer que persista la explotación de niñas, niños y adolescentes en las calles de la ciudad.
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A pesar de los exhortos de las autoridades para evitar que los ciudadanos caigan en este círculo vicioso que condena a que los menores de edad continúen en las calles exponiéndose a diversos riesgos, el problema sigue presente.
A escasas hora de Navidad, estos niños y adolescentes siguen en las principales avenidas expuestos a múltiples riesgos sin que nadie puede brindarles seguridad y, por lo contrario, se perpetua su condición de vida precaria.