Guamúchil, Sinaloa. La Semana Santa se acabó y con ella se fue la música, el bullicio y el ambiente playero, pero lo que no se fue son las secuelas en la salud de quienes se lanzaron al mar sin precaución: la piel ardiendo, el estómago revuelto y la garganta irritada son ahora las nuevas compañías de muchos.
Julio César López Ramos, jefe de la Jurisdicción Sanitaria 03, confirmó lo que cada año se repite: tras la fiesta, llegan las dolencias.
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“Principalmente vienen con una quemadura excesiva de la piel por la frecuente exposición a los rayos del sol, otros deshidratados, otros con procesos gastrointestinales por el exceso de alcohol o por lo que comieron”, explicó.
Y es que aunque el bloqueador solar debería ser tan esencial como la hielera, muchos simplemente lo olvidan o lo aplican una sola vez.
“No tenemos esa cultura de estarnos aplicando cada dos horas el bloqueador solar, y pensamos que no nos va a pasar nada, pero la piel tiene memoria”, advirtió el médico, quien no dudó en señalar que esos daños pueden derivar en algo tan grave como cáncer de piel.
Pero eso no es todo. También llegaron los que se aventaron al mar en la madrugada, quedaron expuestos al sereno o durmieron a la intemperie: ahora presentan cuadros gripales o problemas respiratorios.
Y como cada año, los más vulnerables resultaron ser los más afectados: menores de cinco años y adultos mayores de 60.
“Los mayores como que hacen más conciencia y se quedan en casa, pero los niños… esos no se detienen, andan en el agua, al sol y sin cuidado”, lamentó.
A pesar del periodo vacacional, las unidades de salud no pararon del todo, aunque en días santos y festivos el flujo bajó. Pero este lunes, ya con la rutina de regreso, las clínicas lucen llenas y con pacientes haciendo fila desde temprano.
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“Ya están ahí esperando, desesperados”, dijo López Ramos.
La fiesta terminó y ahora toca enfrentar las consecuencias. La recomendación es clara: el próximo año, además del traje de baño y la hielera, no olvides llevar contigo algo de conciencia.