Culiacán, Sin. Vidrios rotos, departamentos incendiados, impactos de bala en las paredes y puertas forzadas fue lo que encontraron los residentes del complejo habitacional del Desarrollo Urbano Tres Ríos donde se registró el enfrentamiento del pasado sábado 21 de septiembre.
Durante casi tres días, los inquilinos no pudieron volver a sus hogares debido a los trabajos de investigación que hicieron las autoridades. Este martes, cuando por fin se les permitió regresar, se toparon con el caos que dejó la refriega: pertenencias desaparecidas, cerraduras dañadas y destrozos en cada rincón. Las granadas y el gas lacrimógeno aún resuenan en sus mentes, reviviendo el pánico que se apoderó del lugar en esos momentos.
“Los muchachos venían de fuera, creo que no vivían aquí. Parecía que huían, comenzaron a meterse en los departamentos y luego llegaron las autoridades”, relató un testigo refiriéndose a los civiles armados.
Otra residente agregó: “Una muchacha nos advirtió que se habían metido a su casa y nos dijo que nos encerráramos bien, que no le abriéramos a nadie. A ella la dejaron en un cuarto aparte, no le hicieron nada, pero estaba muy asustada”.
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Waldina, otra de las residentes, narró su experiencia para Línea Directa: se escondió en un pequeño armario, acurrucada con las manos sobre la cabeza, intentando calmarse mientras los gritos y las explosiones resonaban afuera.
“Fue un momento de terror. Cuando escuché la bomba, perdí el valor y pensé: aquí se terminó todo”, contó.
A pesar de haber estado cerca del peligro, Waldina agradece a Dios y cree en la suerte del número 17. Su departamento, marcado con esa cifra, fue uno de los lugares donde los pistoleros se atrincheraron, pero milagrosamente las balas no lo alcanzaron.
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No todos corrieron con la misma suerte. En el departamento 32, la puerta quemada está llena de etiquetas numeradas que señalan cada impacto de bala. La cinta amarilla de “precaución” y el letrero de “ASEGURADO” evidencian la intervención de las autoridades federales. El polvo cubre el suelo como rastro de una explosión reciente y el interior ha quedado completamente carbonizado.
El saldo de este enfrentamiento, informado el pasado sábado por el gobernador Rubén Rocha Moya, fue de tres personas sin vida, un detenido y dos soldados heridos. De manera preliminar se comentó que los fallecidos eran civiles armados, sin embargo, ha circulado la versión de que uno en realidad era un civil inocente, una víctima colateral.
Su nombre era Juan Carlos, a quien amigos describen como un abogado que intentó proteger a su hija, una bebé, que resultó intoxicada por el gas lacrimógeno. “Nos duele mucho la pérdida de este vecino, él era una buena persona“, lamentó una residente.
Cuestionados sobre esta situación, tanto el gobernador Rubén Rocha Moya, como el alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, han expresado que será la Fiscalía General de la República la que determine exactamente cómo ocurrieron los hechos y quien dé a conocer la identificación de las víctimas.
En tanto se divulga esa información, el suegro de Juan Carlos estuvo temprano este martes en el departamento donde ocurrió la tragedia. Tres veladoras encendidas cerca del lugar rinden tributo al abogado fallecido, mientras que otro de los edificios cercanos exhibe la fachada visiblemente dañada por la explosión.
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Asimismo, personal del Ayuntamiento de Culiacán y del DIF municipal acudió para ofrecer apoyo a los residentes, proporcionando alimentos y realizando labores de limpieza. También comenzaron reparaciones en puertas, ventanas y resanaron las viviendas afectadas por el enfrentamiento.