San Miguel, Sin.– En cada paso, en cada tamborazo que resuena por las calles de San Miguel Zapotitlán, se siente la fuerza de una tradición que trasciende generaciones.
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Los contis ceremoniales, arraigados en la cultura yoreme, no son solo una celebración, son un encuentro con la identidad, un homenaje a los antepasados y una enseñanza viva para las nuevas generaciones.
“La tradición principal aquí es la reunión familiar… estamos continuando con las tradiciones de nuestros antepasados”, expresó un padre de familia, contento de formar parte de la tradición junto a su familia.
Por las calles de San Miguel Zapotitlán, se siente la fuerza de una tradición que trasciende generaciones | Foto: Emmanuel Casas
“Yo como Judío me he sentido orgulloso de estos 34 años que he cumplido de alguna manera… que sigan (sus hijos) esta costumbre, esta tradición, a los judíos que ofrecen la manda, cumplan como debe de ser, con los compromisos, porque es un compromiso”, comentó Rey David Velarde de 48 años de edad.
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Este sentir se refleja también en los jóvenes que, lejos de desvincularse de sus raíces, encuentran en estas tradiciones un motivo de alegría y pertenencia.
“Es algo especial porque normalmente no muchos lo conocen, no muchos pueden hacerlo ni practicarlo, yo estoy feliz ahorita, es algo bonito y me gusta me llama la atención por eso lo hago… mi familia me inculcó la tradición”, palabras de una joven de 16 años.
“Mi abuelo y unos primos me inculcaron la tradición, se me hace muy bonito la verdad, llevo 7 años participando y me gustaría en un futuro cargar a mis hijos en este tipo de tradiciones”, dijo Ulises de 15 años.
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Las familias, unidas por el respeto y la admiración hacia sus ancestros, celebran la continuidad de estas costumbres, padres e hijos caminan juntos, portando vestimenta, los ritmos y los cantos que dan vida al conti.
Para ellos, más que un evento, es un espacio de encuentro donde la fe, la cultura y el orgullo convergen.
Además de lo espiritual y lo familiar, el conti resalta el arte y la tradición artesanal, las máscaras, los tambores resonando, la danza y los trajes típicos elaborados con esmero, son testigos de la dedicación de la comunidad.
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A quienes aún no conocen esta expresión cultural, los participantes extienden una invitación abierta:
“Los invito a que vengan aquí, para que se la pasen en familia, es agradable, es una experiencia más”, mencionan los participantes.
Por las calles de San Miguel Zapotitlán, se siente la fuerza de una tradición que trasciende generaciones | Foto: Emmanuel Casas
El conti es una tradición que seguirá viva mientras haya corazones dispuestos a mantenerla.
