Los Mochis, Sin.– Los elementos de la Secretaría de la Marina que participaron en el arresto de Rafael Caro Quintero, estaban contentos porque al concluir su misión, les darían días de descanso para estar con sus familias, sin embargo, 14 de ellos murieron al caer su aeronave en Los Mochis.
Los marinos que formaban parte de este destacamento, tenían dos semanas trabajando de día y noche para lograr su principal objetivo: capturar a Rafael Caro Quintero.
Su ubicación se logró tras los datos obtenidos en la Sierra Madre Occidental, mientras buscaban a José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”.
Tras concretarse el arresto en la comunidad de San Simón, Choix, justo en los límites entre Sinaloa y Sonora, los marinos estaban contentos, pues el esfuerzo de más de 15 días logró consolidarse.
Así, cuatro helicópteros de la Marina, entre ellos uno en el que se trasladaba al principal objetivo de la DEA y quien cuenta con órdenes de aprehensión, viajaron desde la Sierra Tarahumara hasta la ciudad de Los Mochis, en Ahome.
Sin embargo, al parecer una de las aeronaves presentó problemas casi llegando al Aeropuerto Internacional de Los Mochis, mientras escoltaban al presunto narcotraficante sinaloense.
Y, así, bajo esa circunstancia, las demás aeronaves tuvieron que continuar con la trayectoria al Aeropuerto Internacional de Los Mochis, para el resguardo del detenido y abastecerse de combustible.
Por este motivo, cada una de las unidades aéreas que fueron cargando combustible regresaron al lugar sólo para confirmar que la mayoría de sus compañeros habían fallecido.
Aunque se solicitó apoyo de inmediato, y los cuerpos de auxilio del municipio llegaron al lugar de manera rápida; por la altura de la caía de la aeronave, 14 de sus compañeros murieron y quedaron prensados entre los fierros retorcidos del helicóptero.
“Tenían dos semanas de trabajar de día y de noche y no habían descansado, estaban felices porque ya iban a descansar, eso les habían dicho, ya querían ver a sus familias”, expresó una de las personas que fue de las primeras en llegar a la zona donde ocurrió el accidente.
Debido a las labores del rescate de los cuerpos, personal de bomberos, paramédicos, policías y funerarios, pudieron incluso convivir con los marinos y darles algunas palabras de aliento.
“Estaban muy desmoralizados, oye, fueron 14, hay que ponerse en su lugar, son 14 compañeros que conocían, que trabajaban juntos, que ya habían platicado que iban a descansar… No quedaba más que, pues, dar las condolencias o decirles algo”, continuó otro de los integrantes del cuerpo de rescate.
A pesar de la rudeza que pueden reflejar al portar el uniforme de la Marina, en el área del accidente la escena fue triste, algunos de ellos lloraron al ver a sus compañeros sin vida.
“Uno me dijo: mírame, se pone la piel de gallina. Pensé que me lo decía porque estaba en la panel de la funeraria. Le dije, si quiere no se quede aquí en la camioneta, pero, me contestó: no, es por ver a los compañeros muertos allí”, platicó uno de los funerarios, encargado de levantar de la zona a los marinos fallecidos.
El cambio tan abrupto de ánimo por el desplome de la aeronave oficial y la muerte en segundos de sus compañeros, ocasionó que algunos elementos de la Semar desquitaran su frustración con videógrafos y fotógrafos que buscaban cubrir la tragedia.
Todavía, día después del accidente, personal de la Marina continúa en duelo y hermético, no celebra haber cumplido con la misión, ante la magnitud de la tragedia aérea que dejó 14 elementos sin vida.
