Los Mochis, Sin.- Las historias de terror en ocasiones no tienen nada que ver con lo paranormal, no solo se trata de espantos o aparecidos, sombras y objetos moviéndose, muchas veces el verdadero terror es el que causa un humano a otro al tener control de su vida, bien dicen por ahí, hay que tenerles más miedo a los vivos que a los muertos.
Tal es el caso del empleado de una empresa funeraria a quien le tocó trabajar varios años en la sierra de Sinaloa, logrando salir con bien de varias anécdotas con personas con las que vale más no meterse, no darles la contra y hacer lo que te piden, y que por cuestiones de trabajo se debe tener algún tipo de trato.
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– ¿Qué hago yo?
Este trabajador funerario cuenta que hace alrededor de 15 años recibió una llamada en la cual le solicitaban un servicio, le indicaban que tenía que ir a una comunidad ubicada en los límites entre Sinaloa y Chihuahua donde recogería dos cuerpos sin vida, pero le indicaban que no querían que acudieran las autoridades y que tenía que ir él solo.
Esto se lo comunicó a un agente del Ministerio Público que estaba asignado en esa zona del estado, quien dice que le comentó que no había problema, que ya que regresara le hablara para hacer el papeleo respectivo y luego de alistar la carroza con todo lo necesario tomó camino rumbo a la sierra.
Luego de pasar cerros, pinos y arroyos por más de una hora, llegó a un lugar donde le salieron al paso camionetas con hombres armados, siendo en este punto donde comenzó a sentir un poco de desconfianza ante la situación que estaba viviendo, pero siguió adelante con su trabajo.
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Los sujetos le cuestionaron a qué iba, y tras informarles, uno de ellos le dijo que lo llevaría y que se iría con él. Tras no poder contradecirlo, siguió sus instrucciones caminando otro par de horas hasta llegar a unos kilómetros de la comunidad de Bacayopa, ahí, el sujeto le ordenó detenerse en medio de la nada y le dijo: “aquí están los muertos que te vas a llevar”.
El funerario no podía creer lo que le decían, porque dice que no había nada por ningún lado, hasta que a lo lejos observó que se acercaba una retroexcavadora y alguien le pidió que quitara la carroza, porque abajo enterrados era donde estaban los cuerpos.
Fueron tres cuerpos los que sacaron, pero el funerario solo llevaba lo necesario para dos. No obstante, quienes estaban con él le insistieron que tenía que llevarse a todos de alguna forma u otra, entonces surgió en su mente la pregunta: “¿qué hago yo?”, pues me los llevo, ni modo de decirles que no.
“Sacan restos de cuerpos y me dicen este es fulano, mangano y perengano, me da los nombres de los muertos. Ok le dije, pues yo vengo por este y por este, no me dice, hablé con el señor y dice que te los lleves todos, ¿y qué hago yo?, pues me los traigo, ¿no?”, comentó el funerario.
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Rápido le consiguieron cinta y plástico negro para que se llevara todos los cuerpos y así sin poder decir que no, los subió y tras más de 12 horas regresó al lugar de donde había salido, donde ya era esperado por las autoridades, quienes lo recibieron y realizaron todo el papeleo correspondiente.
Como si lo vivido no hubiera sido suficiente, luego de todo esto el funerario tuvo que pasar otro viacrucis, ya que por este motivo se le abrió una carpeta de investigación, la cual aún sigue abierta.
