Los Mochis, Sinaloa. La campaña antichina que se vivió en México de 1911 a 1934 (de manera oficial, aunque se documenta que concluyó en algunos estados de la República todavía a principios de los años 40) fue un movimiento xenofóbico encubierto como nacionalismo impulsado por la Revolución Mexicana en contra de personas originarias de China y países asiáticos que vivían en el país, a quienes se acusó de enriquecimiento desigual y enfermedades virales.
Las acciones represoras y violentas fueron emprendidas principalmente contra comerciantes chinos que fueron acusados por grupos económicos nacionales de afectar la economía del país.
Este movimiento dejó cientos de asiáticos muertos en el estado de Durango, Coahuila y Chihuahua, los hechos más graves y poco transmitidos por la historia oficial mexicana: el asesinato de más de 300 chinos por grupos maderistas en Torreón, y otros 600 que fueron acribillados por el Ejército Mexicano durante el mandato presidencial de Victoriano Huerta.
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Otros estados del país como Sonora y Sinaloa también se sumaron al movimiento “nacionalista” adoptando medidas sociales y sanitarias, entre otras, con el fin de segregar a las personas de origen asiático.
Las acciones más agresivas se presentaron en Culiacán y Mazatlán. Ahome, y específicamente la ciudad de Los Mochis no estuvo ajena al movimiento. El reconocido historiador y cronista, Víctor Manuel Gutiérrez Román, miembro de la Comhiscu, expuso a Línea Directa el caso de Ignacio León, quien fue perseguido solo por su origen racial.
“[…] Concretamente aquí en Ahome se dieron varios casos, uno de los más famosos, porque logró escapar hasta cierto punto, porque, cuenta la historia que Ignacio León, el dueño del Hotel Nacional era de los principales hoteles del principio del siglo XX, estaba ubicado por la actual (Ignacio) Zaragoza y bulevar Rosendo G. Castro, logró esconderse en un barco y estuvo anclado y escondido varios meses hasta que pasó la ‘fiebre’”.
“¿Por qué? Porque muchos se aprovecharon de esa supuesta campaña nacionalista para ir a saquear comercios principalmente”.
Este movimiento social acentuado con “leyendas negras” como que la población asiática era consumidora o traficante de opio, “comían perros o gatos o animales, era una especie de xenofobia que se creó, costumbres, que muchas veces no eran más que inventos o exageraciones que hacían de ellos”, fue creciendo en el municipio y dejó como secuelas persecución y muchas familias formadas entre chinos y mexicanas, desintegradas.
“Hay una historia muy triste tanto en Sonora como de Sinaloa, que los expulsados, pues, dejaron familias mexicanas aquí, esposas, que algunos fueron a buscar posteriormente a sus familias y no los dejaban entrar a China. Entonces, es una tragedia que se convirtió, porque causó problemas secundarios a las familias que ya estaban arraigadas aquí, en Mochis, en Sinaloa, y sobre todo en Sonora también”, expuso el integrante de la Comisión de Historia y Cultura de Los Mochis a Línea Directa.
La campaña antichina encontró su punto más álgido en el noroeste de México en 1923, cuando el Congreso de Sonora aprobó las leyes “27” y “31”, la primera ordenaba la creación de barrios exclusivamente para personas de origen chino para evitar la convivencia con sonorenses, y la segunda, la prohibición de que ciudadanos se casaran con personas de origen asiático, aunque estuvieran nacionalizadas.
Y en 1930 el entonces gobernador de Sonora, Francisco S. Elías, ordenó la expulsión de chinos de ese estado, lo que grupos afines en Sinaloa buscaron replicar en la entidad.
Para el historiador Víctor Manuel Gutiérrez Román, el trasfondo de este movimiento xenofóbico estuvo alimentado por “envidias” de comerciantes locales al ver el progreso que con sacrificios lograron los chinos en México, Sinaloa y Ahome.
“Ese nacionalismo equivocado no era más que xenofobia y envidias de tipo comercial porque supuestamente los chinos, principalmente, de los cuales no escapaban japoneses y otros orientales, habían acaparado el comercio. La realidad es que eran gente muy trabajadora, a veces vivían en los comercios, ahí mismo, y comenzaron a progresar”.
Aunque la campaña fue más intensa en otros municipios de Sinaloa, en Los Mochis, ciudad que fue establecida y logró su rápido desarrollo gracias a la fundación del Ingenio Azucarero por Benjamín Francis Johnston, la convivencia con personas de origen extranjero, entre estadunidenses, libaneses, chinos, japoneses, entre otros, permitió mitigar más rápido “la fiebre” xenofóbica.
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Gutiérrez Román señaló que a la fecha persisten algunas ideas y expresiones que pudieran considerarse como xenofóbicas, y algunas de ellas se incluyen en discursos políticos, como los emitidos durante la administración de Vicente Fox Quezada, uno de ellos: “los gobiernos del pasado nos tomaron el pelo como a ‘viles chinos’”.
Aunque reconoció que actualmente existe una gran expansión de la economía china y el crecimiento de comercios asiáticos, y por lo tanto sí se deben tomar algunas consideraciones de reformas arancelarias a algunos productos de origen extranjero para la protección del mercado nacional, considera importante reconocer esta parte de la historia para evitar repetir los hechos oscuros ocurridos durante la etapa revolucionaria y posrevolucionaria del país.
Asimismo, por la campaña antichina el mandatario nacional Andrés Manuel López Obrador, ofreció una disculpa pública en mayo del 2021 a la comunidad china por los agravios cometidos durante esta parte de la historia de México.