En la isla de Akilia, Groenlandia, el origen de la vida

Culiacán, Sin.- El origen de la vida pudo haber estado en las ventilas
submarinas de la isla de Akilia, en
Groenlandia occidental, donde se encontraron las primeras evidencias geológicas
de vida, señaló el doctor Fernando Ortega Gutiérrez,
investigador emérito del Instituto de Geología de la Universidad Nacional
Autónoma de Sinaloa, durante su conferencia magistral ?El origen geológico de
la vida? disertada en el Centro de Ciencias de Sinaloa.
Al participar en el Coloquio de Bacubirito: 150 aniversario del hallazgo
del meteorito en tierra sinaloense, el conferencista invitado comentó que una
de las hipótesis de Charles Darwin, en 1871, fue que la vida podría haberse
originado en una pequeña charca tibia, pero más tarde otros científicos
propusieron que tuvo su inicio en el mar, en la zona cercana a su superficie o
en sus orillas.
Esa hipótesis debe considerarse como más factible debido a que la
profundidad de los mares proporcionaba protección contra las
condiciones adversas imperantes en la superficie en esa época, y a que la
complejidad de los sistemas hidrotermales proporciona gran variedad de
condiciones necesarias para que se haya originado la vida: acidez-alcalinidad
(pH); presentan minerales con un extraordinario comportamiento químico; energía
geotérmica, que evita la influencia nociva de la radiación ultravioleta
asociada a la energía solar; y presentan, como posible fuente alterna de
energía, una gran diversidad de reacciones químicas exotérmicas, lo que pudiera
ser aprovechado para el proceso de metabolismo, dijo.
El investigador nacional egresado de Leeds University, Inglaterra, con el
doctorado en Geología, Premio Nacional de Geología 2008, divulgador científico
y formador de recursos humanos mencionó también que la meteorita Allende es la
roca más ancestral conocida hasta ahora, que sintetiza en sus componentes la
historia del Sistema Solar y, probablemente, de la galaxia en que vivimos.
Precisó que en 1969, en el poblado de Allende, Chihuahua, cerca de
Parral, cayó una meteorita que salpicó esa parte del mundo con alrededor de
cinco toneladas de esa roca primordial, la más antigua conocida por la ciencia
(se le calculan 2 millones de años de edad) y que a la fecha se ha logrado
recuperar dos toneladas de ese material para su estudio.
?Se estudió en muchas partes del mundo por su rareza y se le encontraron
objetos cristalinos que ninguna otra tenía, como los materiales originales que
formaron el Sistema Solar hace cuatro mil 570 millones de años. Se llaman
inclusiones ricas en calcio y aluminio y fueron parte de la nube molecular que
se condensó para formar el Sol y los planetas?, explicó.
Otro conferencista magistral invitado al Coloquio de Bacubirito fue la
doctora María Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Departamento de
Ciencias Espaciales del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien disertó ?Luces
en el cielo, temores en la Tierra: encuentro entre cuerpos? para comentar que anualmente
caen a la tierra alrededor de 40 mil toneladas de material interplanetario.
La
investigadora nacional en las líneas craterismo de impacto y dinámica de
objetos a través de atmósferas planetarias, física, maestra y doctora
en Ciencias de la Tierra, comentó que el estudio de los cráteres de
impacto ha permitido conocer o deducir las historias geológicas, edades
superficiales (relativas y absolutas); características de la corteza en el
momento de la formación del cráter, existencia de agua debajo de la superficie
y otros puntos importantes más entre los que se encuentra su papel en la
evolución geológica, atmosférica y biológica de nuestro planeta.IN