Mazatlán, Sin.- El Observatorio 1873 vigila pacífico uno de sus espacios: el Santuario de Aves, sitio en el que resguarda diversas especies que en su mayoría fueron rescatadas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) del tráfico ilegal.
Sobre el Paseo del Centenario, en el Cerro de la Vigía, se encuentra el Parque Observatorio 1873, un espacio donde se puede disfrutar de ciertos atractivos y uno de ellos es el santuario de aves, en el que habitan guacamayas, pericos, loros, tucanes, flamencos y hasta pavorreales que han sido rescatados o donados.
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Maribel López Santana, veterinaria y coordinadora de fauna del lugar, indicó que desde hace año y medio que se abrió el santuario, han logrado recibir alrededor de 90 aves rescatadas por la Profepa, como parte del combate al tráfico ilegal.
El santuario alberga aves que están en peligro de extinción y las otras en su mayoría son endémicas.
“Vienen casi todas de tráfico ilegal, han sido rescatadas por Profepa, algunas nos las trae Semarnat. Más que nada están bajo resguardo, que son aves de la nación, nosotros nada más las cuidamos y estamos al pendiente de ellas, porque no pueden ser liberadas en su hábitat natural porque vendría siendo el mismo ciclo”.
En el lugar hay dos espacios adaptados para las aves, donde pueden moverse y volar libremente sin salir de este, además de que las personas pueden ingresar a convivir con ellas, sin que represente algún riesgo, ya que están acostumbradas a la interacción con el ser humano.
“El santuario, ‘El Nido’ principalmente, lo consideramos un espacio interactivo con las aves. Puedes ingresar con las aves, interactuar con las aves, puedes darle de comer, si gustas, principalmente al (perico) Mazuri. Las aves se van acercar por lo mismo, muchas no, nos tienen miedo”.
La veterinaria comentó que ahorita el santuario se encuentra a un 50 por ciento de su capacidad y que cuando termina la primavera comienzan a recibir estas aves, porque es la época que detectan más venta ilegal en las carreteras.
Mencionó que las personas también pueden ir a donar, pero no es recomendable en el caso de pericos y loros, que después de tanto tiempo en casa, ya no se pueden adaptar a las dietas, además de que el animal está acostumbrado a las personas que lo cuidaron y podría fallecer de tristeza.
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Para ingresar las nuevas especies al santuario, primero las aíslan, las inspeccionan y posteriormente las integran con las demás aves. El promedio de vida de estas varía dependiendo si prevalecen en su hábitat natural o son atendidos por humanos, y pueden llegar a vivir hasta 35 años.
López Santana refirió que es importante que se les dé una buena dieta y en el santuario les proporcionan alimento dos veces al día, y es balaceando con frutas y verduras, por su poca actividad física.
Destacó que ya nació la primera ave que se reprodujo en “El Nido” y actualmente tiene cuatro meses.
La especialista aseguró que las aves son importantes, porque entran en la cadena alimenticia que da un equilibrio ecológico, y que se podría considerar saludable tener los ejemplares donde deben de estar, que es su hábitat natural.
“Los cuidados en su hábitat, principalmente hay que dejarlos ser libres. Para mí un ave, lo más bonito es verla volando fuera, verla interactuando con su medio ambiente”.