“Buscaré a mi hijo así deje mi vida”: Don Nacho es un padre buscador desde 2016

Los Mochis, Sin.- En México y otras partes del mundo es común que cada tercer domingo del mes de junio se celebre el Día del Padre, día en que la familia se reúne para celebrar a todos aquellos que se encargan de darnos lo necesario para vivir, de nuestra seguridad, de nuestra educación, de nuestra salud y de guiarnos. Festejo en el que todo es alegría con música, comida y regalos, pero desafortunadamente existe otra cara de la moneda: aquellos padres que festejan buscando a sus hijos desaparecidos y tal es el caso de Ignacio Álvarez, a quien todos llaman don Nacho, un albañil de 57 años que desde el 2016 se convirtió en un papá rastreador.

Don Nacho cuenta que se encontraba trabajando cuando recibió la noticia de que un grupo de sujetos desconocidos se habían llevado a la fuerza a su hijo Ignacio Neftalí Álvarez Osuna, en ese tiempo de 33 años cuando se encontraba cerca de la Ciudad Deportiva Centenario en Los Mochis. Sin poderlo asimilar pasó un tiempo hasta que aceptó la realidad de lo que había pasado y entonces se unió junto con su mujer Amanda Osuna, a un colectivo de búsqueda de desaparecidos con la esperanza de encontrarlo.

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Comentó que él junto con sus “compañeras” (sus herramientas) un machete y una pala, han localizado desde entonces a alrededor de 67 cuerpos en fosas clandestinas, pero aún no ha podido encontrar a su tesoro, razón por la que continuará buscándolo hasta lograrlo y después seguirá buscando a otros incluso si tiene que dejar su vida en el intento.

Don Nacho pasa muy mal cada Día del Padre desde que desapareció su hijo: triste, abatido, recordando la falta que le hace quien era el primero en darle el abrazo y desearle un buen día, haciendo lo mismo ya que su hijo también es padre, razón por la que no pierde la esperanza de un día poder dárselo de nuevo ya que para él su hijo sigue con vida hasta que se le demuestre lo contrario.

Dijo que siente un desespero llegar a su casa y verla sola, ver su cuarto vacío, su ropa, sus cosas, pero en su mente existe esa pequeña esperanza de que tal vez ya regresó, tal vez ahí está, tal vez si lo busca en el patio ahí esté, pero no es así.

“Hay gentes que me dicen ¿para qué lo buscas?, ¿cómo que para qué lo buscas?, si no es un perro, no es un animal, no somos unos animales, somos cristianos. Yo tengo que buscarlo, yo como le dije te buscaré así deje mi vida, porque aunque yo te encuentre yo seguiré buscando hijo, y ese es mi objetivo: traerme a todo el que se encuentre”, dijo.

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El padre buscador comentó que en ocasiones cada que va a la búsqueda a los montes escucha una voz que le dice: “aquí estoy, no te vayas, no me dejes aquí”, algo que solo quienes comparten su dolor y que acuden a buscar, pueden comprender.

Señaló que son sentimientos encontrados ya que los grupos de búsqueda no quisieran tener que encontrar a nadie, pero también quieren encontrar para así poderle dar un poco de tranquilidad a una madre, a un padre, a una familia al tener por fin un lugar dónde poder acudir a llorarle a su familiar y esto lo llena de orgullo, pero a la vez de una gran tristeza.

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Dijo don Nacho que su temor es morir y no haber encontrado a su hijo, por lo que le pide a Dios le permita encontrarlo para poderse ir de este mundo satisfecho al cumplir la promesa que le hizo cuando comenzó a buscarlo.

Don Nacho hizo un llamado a otros padres que se encuentran en su misma situación a que no dejen a las madres de sus hijos solas con el problema, que acudan a buscarlos, que se den el tiempo para poder ir, ya que los hijos son más importantes que el pago de un día de trabajo, a que acudan aunque sea una vez al mes para que releven a la madre en la búsqueda y así poder descansar un poco en el corazón saber que también están haciendo algo por sus hijos desaparecidos.