Sinaloa, Sinaloa.- Con un techo de hule negro y unos cuantos palos de madera, así era la casa donde vivían Antonia y sus cinco hijos en la comunidad de Las Tunas de Abajo, del municipio de Sinaloa, un lugar muy lejano en la zona serrana.
Antonia es una joven madre indígena que hace dos años quedó sola, enviudó cuando acabada de dar luz a su quinto hijo y así tuvo que hacerse cargo con lo que se pudiera. Tejía servilletas, entre otras artesanías, pero en su afán por sacarlos adelante tuvo que mudarse a la comunidad más cercana a la escuela para que sus hijos pudieran estudiar, y en el monte ella con la ayuda de sus niños improvisó este refugio, donde pasaron lluvias, calor y frío.
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Afortunadamente la vida de Antonia y sus cinco hijos cambió para bien, Colectivo Tarámari Sinaloense, a cargo de Hortensia Gaxiola, detectó la vivienda de esta familia indígena y los apoyos de la gente en las rifas y actividades que realiza este colectivo para reunir fondos, sumando también la atención de Sebides, Antonia ahora tiene un lugar más seguro para ella y sus niños.
Se le construyó una casa de madera para que dejen de vivir bajo el hule negro, a través de la cuenta de Hortensia Gaxiola una de las principales activistas del Colectivo Tarámari Sinaloense se documentó el proceso del cambio, en el que los niños colaboraron para la construcción que su nueva vivienda.
“Hace 2 años le avisaron a Antonia que su esposo murió, ella tenía a su alrededor a sus 4 hijos y en brazos al chiquillo que acababa de dar a luz. Ser mujer, indígena, viuda y vivir en una geografía tan distante, no es sencillo.
“En el colectivo andamos bien ‘felizotes’ por contar con su ayuda para poder apoyar hoy a Antonia y sus cinco criaturas”, citaba la publicación de Hortensia Gaxiola.
Foto: cortesía
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Gracias a la aportación de las personas que colaboran donando y apoyando al colectivo indígena, fue posible cumplir el sueño de Antonia; la Secretaría del Bienestar y Desarrollo Social del Estado a través de Copacis ha entregado apoyo de lámina galvanizada para las viviendas de familias indígenas de la zona serrana, material que se usó para la casita de Antonia, ahora ella y sus hijos vivirán más seguros.