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Párroco narra balacera en iglesia de San Blas: ?No podemos poner la otra mejilla?

En exclusiva habló para Línea Directa sobre el ataque y el estado de ánimo de la familia

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El Fuerte, Sin.- Luego de la balacera que se registró afuera
de una iglesia donde se había llevado a cabo una misa de quince años, el
párroco que ofreció la celebración, habló en exclusiva para Línea Directa sobre
el ataque y señaló que ante casos como este no se puede ?Poner la otra mejilla?.Todavía con los recuerdos frescos en la memoria, el padre
Fernando Villagómez Escobar, quien tiene apenas seis meses como encargado de la
Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, donde tuvo lugar el ataque, señaló que
al principio pensó que se trataban de disparos al aire para celebrar la
ocasión.?Unos tiros al aire, fue lo que pensé, después escucho unos
gritos y dijo: no, esto ya no es normal, en eso ya veo el templo y veo las
luces prendidas y veo que gente está corriendo hacia el templo?, manifestó.Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que se percatara de
que se trataba de un ataque en contra de la familia que minutos antes lo había
invitado a comer a Macoyahui, donde se celebraría esta fiesta.?Cuando yo salgo a la calle, ya está el señor tirado en el
piso y pensé que estaba muerto y me puse a rezar por él, le di la absolución,
más al rato llego Lizeth toda manchada de sangre y ya me dijo pues que le
habían matado a su niño?, enfatizó.El padre Fernando recuerda especialmente la fortaleza de
Nelisa, la joven quinceañera, quien en todo momento mantuvo la cordura y se
preocupo porque su padre y hermano recibieran atención médica lo antes posible.?Uno de los plebes ve a la quinceañera que trae en el hombro
una herida y estaba sangrando y se pone medio histérico y ella le dijo: No,
basta, esto no es nada, me preocupa mi papá, y me impresionó la actitud de la Nelisa; no estaba histérica,
estaba como al pendiente, a pesar de ser una niña de quince años, la vi muy
segura y muy firme, muy en su papel?, aseguró.El sacerdote reconoce que no se puede ?poner la otra mejilla?
en estos casos y que más que sentir odio, hay que tener compasión hacia quienes
perpetraron el ataque.?Mas que nada hay que sentir compasión hacia ellos pero no
poner la otra mejilla, porque aquí saldría caro: oye ven a darme otros tiros.
Pero si no llenar el corazón de odio, de resentimiento, no sentir odio hacia
ellos?, indicó.Ya durante los funerales del menor, el párroco acompañó a la
familia a quien conoce hace tiempo y dijo que Lizeth Alvarado, madre de la familia
atacada, es un miembro muy activo dentro de su iglesia,  pero que atraviesa momentos de crisis ya que
la muerte de su hijo Juan Carlos, de 6 años, ha puesto a prueba su fe y sus
ganas de vivir.
?Es duro, hace rato que estaba yo con Lizeth y me decía pues
que el niño es su carne y ha muerto, y me dijo una cosa: es que mejor me
hubieran matado a mí, que ella lo entierra y ella se va, y es ahí donde entra
el volver a entrar en la fe y la esperanza?.El padre Fernando recordó al pequeño Juan Carlos como un niño
feliz y sonriente, cuya muerte ha dejado a Macoyahui, hundido en una profunda
tristeza.?Pues siempre alegre y siempre sonriente, siempre jugando,
como todo niño feliz, en paz y te voy a compartir una cosa: yo percibo una
tristeza en las personas, allá mismo en Macoyahui sientes esa tristeza por la
muerte del niño?.Será este lunes cuando se celebre la misa de cuerpo presente
de Juan Carlos, irónicamente, en la misma iglesia en la que dos días antes el
niño escuchó en la predicación la necesidad de trascender en esta vida, de voz
del mismo padre Fernando, quien será encargado de pronunciar las palabras con
las que su familia busque el consuelo al entregarlo de nuevo al creador.LM

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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