Guasave, Sinaloa. “María”, madre de cinco hijos, vive en medio del terror por ser acechada, es víctima de violencia familiar, “respira” el constante miedo y la desesperación por no saber a quién acudir para que se le proteja. En una entrevista desgarradora que dio a Línea Directa relata los episodios de abuso que ha sufrido a manos de quien fuera su compañero durante cinco años.
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“Llegó en la madrugada hasta mi cama, me agarró de las greñas y me tumbó hasta el suelo, y los niños llorando”, cuenta “María” con voz temblorosa. Este no fue un incidente aislado. Según ella, su expareja la ha agredido repetidamente, incluyendo intentos de estrangulamiento.
María detalla que la violencia escaló recientemente, eso la hizo reaccionar para interponer una denuncia tras ser brutalmente golpeada en público.
“Me golpeó en frente de la gente, me arrastró y me estrelló la cabeza contra el suelo, Ayer volvió a meterse a mi casa y me jaló de las greñas, frente a los niños me pegó, ellos llorando. Sí, me agarró del cuello también”, a pesar de haber denunciado su expareja sigue acosándola y agrediéndola, por eso optó por hacer público su caso, buscando la seguridad que hasta hoy no había tenido.
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A pesar de acudir al Ministerio Público y a la policía, María no ha recibido la protección necesaria. “Me dicen que ocupan agarrarlo aquí en la casa para que los policías se lo lleven, pero es obvio que nunca lo van a agarrar aquí”, comenta frustrada. La orden de alejamiento no ha sido efectiva, y su expareja sigue libre. “Me dijeron que los policías iban a estar viniendo. Vinieron antier, pero ayer no”.
María ha decidido salir de este ciclo de violencia y lucha por no ser parte de las estadísticas de víctimas de feminicidio, pero tiene mucho miedo, ya dio el paso para protegerse a sí misma y a sus hijos, aun así, se siente vulnerable.
Autoridades deben actuar con urgencia para garantizar la seguridad de “María” y sus hijos para que el agresor enfrente las consecuencias de sus actos. La historia de “María” no solo resalta su valentía, sino que evidencia la necesidad de un sistema de justicia más eficiente y protector para las víctimas de violencia familiar.
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