Algodoneros y Cañeros están muy cerca de disputar una final de la Liga Mexicana del Pacífico entre ellos. Sería la primera en su historia en caso de darse. Guasave tiene la cuesta más empinada y Los Mochis deberá darle vuelta a la hoja a su estado anímico después de tener en la lona a los Yaquis.
Los dos arrancarán la jornada el miércoles con ventaja de 3-2 en ganados y perdidos, pero eso no significa una garantía. Recordar que hay equipos que se han levantado de un 0-3 para definir la serie. Y por ese camino parece transitar la tribu de Ciudad Obregón, a quienes muchos lo daban más que muertos cuando perdieron los tres primeros partidos.
Son dos posibles juegos donde la intención es echar toda la carne al asador; tanto para el que va arriba como el que está abajo. No hay mañana para Naranjeros y Yaquis, de allí que son los más obligados a jugar casi perfectos y sin errores que podrían salirles caros. Guasave y Los Mochis no pueden dar concesiones.
Son partidos de vencer o morir para Yaquis y Naranjeros.
La verdad que excepto aquel 15-1 que la tribu sonorense le aplicó a los Cañeros en el cuarto juego, semejando un partido de Liga Mexicana de Verano, todos los encuentros restantes ha resultados dignos de una postemporada invernal.
Guasave no sintió la presión que tuvieron otros equipos en la segunda vuelta visitando a Hermosillo. Los Naranjeros convirtieron su inmueble en una fortaleza que los llevó a ganar 20 partidos consecutivos como locales hasta que tropezaron en aquel segundo choque de esta serie con los Algodoneros. Allí se acabó la racha y se demostró que no eran invencibles, tampoco jugadores de otro mundo, sino de carne y hueso como el resto.
Para la tropa que dirige Juan Gabriel Castro será una tremenda catástrofe si se quedan en esta etapa, aunque también yo le agregaría que sería un fracaso rotundo si no ganan el campeonato. El equipo fue diseñado para eso y también con la intención de acabar con una sequía poco común en la organización hermosillense.
Los Algodoneros tienen más motivación en estos momentos, al igual que Ciudad Obregón. Pero, ¡cuidado!, porque los papeles pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
La afición guasavense siente que este es el gran momento para ellos de acabar con la maldición de más de 50 años sin levantar un trofeo. Pero también no habrá ningún reproche si los resultados no se le dan. Les tocó bailar con la más fea en semifinales y el simple hecho de tenerlos ahora en la lona tiene su mérito.
Los Cañeros estarán en su casa con mucha presión aun cuando regresan todavía con la serie a su favor. Sin embargo, de perder el miércoles, el sentimiento y la reacción de sus aficionados será otra. En un séptimo y decisivo partido estarían sentados en un barril de pólvora.