Me preguntan dos asiduos lectores que si “qué pasó con el asunto de Ecuador” y hay que corresponder con aquello de que problema que no se resuelve sigue siendo nota.
Así que va de nuevo: con toda claridad, el artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que debe ser respetado por todos los países firmantes, incluido Ecuador, mandata que las sedes de una misión diplomática “son inviolables y ningún agente del Estado receptor podrá penetrar en ellas sin consentimiento del jefe de la legación”.
Eso, sencillamente, fue violado por el gobierno ecuatoriano, impunemente hasta ahora.
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Sin asomo de duda, el asalto de la embajada mexicana en Quito, el día 5 de abril pasado (ya hace más de siete meses) por la policía y el ejército de Ecuador, equivale a una invasión del territorio nacional de nuestro país.
Hemos reiterado que eso es sumamente grave y requiere de una enérgica respuesta, sin posturas blandengues escudadas en una “diplomacia” que puede derivar, a la postre, en un dejar pasar la acción invasora ordenada por un junior multimillonario, Daniel Noboa, que para desgracia de su país es su presidente.
ULTRAJE INADMISIBLE
En el asalto a la embajada, además de la incalificable agresión, se suma el ultraje al personal diplomático mexicano, que fue golpeado y humillado por guaruras de Noboa.
El jefe de la cancillería mexicana, Roberto Canseco, fue lesionado, hincado y ofendido por los gendarmes ecuatorianos, lo que exige una acción penal contra los agresores y quienes los mandaron, Noboa en primer lugar.
La acción del junior Noboa justamente se puede calificar de estúpida y no tiene precedentes en la historia reciente (solo está el caso de Guatemala, cuando el 31 de enero de 1980 ahí se asaltó y quemó la embajada española).
La literal invasión de territorio legalmente considerado mexicano en Quito, ha sido condenada por prácticamente todos los gobiernos del mundo, con algunas ominosas excepciones que han guardado silencio, o con tibieza y sospecha, como es el caso de Estados Unidos.
NOBOA, EXTREMISTA PRO YANQUI
El presidente de Ecuador, cuyo nombre completo es Daniel Roy Gilchrist Noboa Azín, de nacionalidad estadounidense y ecuatoriana a la vez, quien ordenó invadir la embajada mexicana en Quito, con el pretexto de detener a Jorge Glas, ex vicepresidente opositor a su gobierno (que se encontraba asilado en la sede diplomática mexicana y cuya vida está en serio riesgo en manos de los militares de aquel país) nació en Miami, Estados Unidos.
Daniel Noboa es hijo de Álvaro Noboa, el hombre más rico del Ecuador, que ha sido candidato presidencial por cinco veces, perdiendo, hasta que su hijo se hizo con la presidencia.
La familia Noboa está claramente identificada con la ultra derecha de su país, la oligarquía financiera y el extremismo conservador.
De lo que siga en este ominoso caso, y de la actitud que mantenga el gobierno mexicano, ya veremos, pero la respuesta no puede ser, en modo alguno, blandengue o concesiva.
Y hasta ahora, por lo menos, sigue en un impasse sospechoso (que porque hay una demanda de México en la Corte Internacional y no se ha resuelto).
EN EL TINTERO
-No cesa la perversa campaña de la oligarquía mexicana y extranjera contra México, con la complicidad de traidores mexicanos claramente identificados. Para ellos, el combate a la corrupción se traduce en la merma de sus cuantiosas y ofensivas ganancias. Seguirán, mientras no se les ponga un alto (legal y necesario).
-Pasaron las elecciones en Estados Unidos, se impuso el fanatismo y la incultura política, y Trump arma su gabinete, faccioso si los hay, destacando dos nombres: Marco Rubio, descendiente de exiliados anti castristas, y Matt Gaetz, acusado de delitos sexuales. Bien que se entenderán.
-Y hay otros en esa tandariola que, en efecto, creen que la tierra es plana.
-Antes de aquellos comicios advertimos: gane quien gane (Trump o Harris) dos férreos protectores de los grandes intereses de la oligarquía de aquel país, para México más de lo mismo en el fondo.
-Otra vez, las descalificadas calificadoras internacionales, alineadas con el gran capital estadounidense, descalificando a México sin razones válidas. Lo peor es que se les sigue pagando.
-La locura en curso a nivel internacional (Biden, Netanyahu, la OTAN) con una ONU pintada.
-Mientras México adquiere relevante actoría en la diplomacia mundial.
-¿Qué Canadá quiere a México fuera del TMEC? Una revisión a fondo, privilegiando el interés nacional, revelaría que nuestro país muy probablemente saldría ganando. ([email protected]).