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Verde, un premio a su constancia

Marco Alonso Verde alcanzó el sueño que se propuso aquel año en que siendo apenas un niño llegó al ahora desaparecido Centro de Alto Rendimiento de...

Luis Alfonso Félix
Luis Alfonso Félix | Foto: Línea Directa

Marco Alonso Verde alcanzó el sueño que se propuso aquel año en que siendo apenas un niño llegó al ahora desaparecido Centro de Alto Rendimiento de Boxeo en Los Mochis en 2012: llegar a unos Juegos Olímpicos. El mazatleco logró ese boleto el jueves producto no de un triunfo con suma claridad sobre el panameño Eduardo Beckford, sino de la constancia y dedicación que modificó su vida, costumbres y hábitos.

Su clasificación llena de orgullo a Sinaloa, pero principalmente a una disciplina que nos ha distinguido a los sinaloenses cuya genética está más que comprobada con el gran número de campeones mundiales que han surgido en el profesionalismo, porque al final de cuentas el amateur representa el principal trampolín para llegar al paraíso de los grandes sueños a los que desafortunadamente no todos pueden aterrizar.

La genética de Marco Alonso la heredó de su propia familia. Su ahora orgulloso padre tuvo también la dicha y satisfacción de haber alcanzado esa meta, cuando junto con el mochitense Edgar Ruiz formaron parte de aquel grupo de boxeadores mexicanos que obtuvieron una plaza para la máxima fiesta cuatrienal portando orgullosamente los colores de México en Barcelona 1992.

Y ahora con más razón hay más motivos para presumir y de los cuales habrá que sentirse orgullosos, porque, sin temor a equivocarme, una vez que suba al cuadrilátero en París 2024 para su primer combate, pasarán a la historia como la primera pareja en la que padre e hijo acuden a unos Juegos Olímpicos, obviamente en épocas distintas.

Verde padre llegó a Barcelona con muchas expectativas, pero no logró subir al podio. Verde hijo tiene características técnicas que amplían el abanico de oportunidades como para verlo dar ese paso que se le negó a su tutor. Sí, porque los tiempos modernos le permitieron mejores fogueos y participaciones en eventos de índole internacional en los que ha dejado constancia de su gran calidad.

INICIOS. Marco llegó a la edad de 11 años al CARB en Los Mochis y desde entonces enseñó que sus armas podían ir más allá de una medalla en Olimpiada Nacional que, por cierto, ganó de todos colores y sabores. El responsable de la formación de Marco Alonso tiene nombre y apellido: se llama Radamés Hernández, su entrenador de toda la vida. Que nadie más se cuelgue de este logro.

Irrumpió en dicho Centro junto con una generación de extraordinarios talentos a los que, en ese entonces, el entrenador en jefe Juan Fontanills calificó como un grupo excepcional de los cuales se sintió muy orgulloso cuando tuvo que salir del CARB por una mala decisión de la administración deportiva del sexenio anterior.

Recuerdo que Fontanills los etiquetó, como experto en la materia que lo llevó a ganar en calidad de entrenador para Tailandia medallas de Oro en Juegos Olímpicos, que en esa primera generación existía demasiado talento para una Olimpiada. También recuerdo que mencionó qué si muchos se quedaban en el camino, no sería porque fracasaran, sino por la voracidad de sus entrenadores originales que pensaban más en el profesionalismo que representar a la patria.

Allí se truncaron carreras como las de Francisco López, Jesús Aréchiga y Luis Araujo, una tercia de pugilistas a los que el entrenador cubano visualizaba en la magna fiesta mundial a corto plazo.

Marco Alonso ha sido entonces el único sobreviviente de esa generación y quien antepuso los Juegos Olímpicos por cualquier oferta que seguro le llegaron a ofrecer para brincar al profesionalismo. El chamaco se mantuvo firme en sus ideales y decisión de emular a su padre, y nunca titubeó hasta cruzar esa línea. Ahora, lo que viene, es una tarea harto difícil pero no imposible, de convertirse en el primer sinaloense en ganar una medalla.

Su padre, junto con Edgar Ruiz (ambos Barcelona 92), Genaro León (Los Ángeles 84) y Guadalupe Cebreros (México 68), lo intentaron, pero no les alcanzó lo suficiente. De todos, el que mejor papel hizo fue León, que debutó con un triunfo sobre el argentino David Domínguez, luego derrotó al japonés Akinobu Hiranaka y a Khemais Refai (únez), pero se topó en cuartos con Mark Breland (EU), a la postre medallista de Oro y contra quien más tarde se enfrentaría –perdió- buscando arrebatarle el título mundial OMB, pero que logró alcanzar tiempo después frente a Danny García un 6 de Mayo de 1989.

¡Y pensar que alguien dijo por allí, que Genaro no tiene méritos para entrar al Salón de la Fama Municipal de Culiacán!.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Luis Alfonso Félix

Luis Alfonso Félix

Columnista

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