Una sequía terminó y la otra se extiende. Los Cañeros acabaron con una prolongada racha de 20 temporadas sin conquistar un campeonato, cincelando su hazaña en seis grandes y emocionantes partidos que hicieron de esta serie final 2022-2023 de las más espectaculares y vibrantes en los últimos años, cargadas de dramatismo y de mucha adrenalina.
Para los verdes la balanza se inclinó a su favor desde el momento en que los Naranjeros fueron borrados del mapa en semifinales. No quiero decir con ello que, al ser eliminado Hermosillo, el camino quedaba despejado para que Los Mochis y su afición volvieran a levantar un trofeo desde que de la mano de Juan Francisco Rodríguez vencieron a los Yaquis, en aquella final del 2003.
Guasave se convirtió en un rival incómodo para los ahora campeones, por lo que significaba su pitcheo abridor. Se trataba de una serie entre el mejor staff contra el mejor bateo del circuito y no desentonaron. Yasmani Tomás demostrando por qué fue el Más Valioso de la temporada regular; Rodolfo Amador, conectando un cuadrangular ganador de partido; Roberto Valenzuela, continuando con esa contundencia ofensiva; y un Justin Dean, incomodando a todos con su velocidad de piernas, fue la fórmula ganadora.
Pero aún hay más. Sorprendente lo que Juan Bernabé Uriarte hizo en la serie titular con el madero. El joven receptor, relegado gran parte de la campaña a sustituto, se encargó de conectar los batazos en el momento más oportuno y llevando carreras al plato. Bien acertada su designación como Jugador Más Valioso de la final. Lo recuerdo en aquel Japan Boy disputado en Sacramento, California, cuando conectó aquel panorámico cuadrangular de más de 450 pies siendo apenas un mozalbete de 16 años, y un auténtico “asesino” de lanzadores en la Olimpiada Nacional del 2013 en Baja California.
Con excepción de aquel juego que se decidió por paliza y blanqueada de 10-0, los otros partidos estuvieron muy equilibrados. La fortaleza de Guasave estaba en su pitcheo abridor, departamento que cumplió su tarea, pero que no tuvo la complicidad de sus bateadores que parecía que quemaron toda la pólvora en esa contundente victoria. Después batallaron para fabricar carreras.
La sequía de Guasave se ha alargado ahora a 52 años. Tal parece que luchan contra una maldición y no contra un adversario.
PILOTOS. La coronación de Los Mochis trajo consigo también la interrupción del dominio azteca en el renglón de managers que, con Oscar Rivera, buscaba extenderse a 10 campañas consecutivas ganadas por un entrenador nacido en México. El último extranjero en coronar a un equipo había sido Eddie Díaz, con aquel tricampeonato del 2011 al 2013 que lo distingue hasta la fecha como el único en ganar tres veces al hilo el máximo trofeo.
Matías Carrillo y sus Naranjeros le quitaron el control y la jettatura que el piloto dominicano y la tribu estaban ejerciendo con esos tres gallardetes en fila. Luego le siguieron Benjamín Gil (4 veces), Juan José Pacho y Roberto Vizcarra (2).
El venezolano José Moreno no solo acabó con la sequía de títulos para los verdes, sino que también acabó con el control que imponían los estrategas mexicanos. Para los Cañeros es su cuarto campeonato en la historia, pero el primero bajo la dirección de un extranjero.
