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Una primera vuelta de pesadilla

Mientras que Benjamín Gil celebra algo que estaba más cantado que un strike, como fue su designación de manager de México para el Clásico Mundial, sus...

Luis Alfonso Félix
Luis Alfonso Félix | Luis Alfonso Félix Columnista deportivo Línea Directa

Mientras que Benjamín Gil celebra algo que estaba más cantado que un strike, como fue su designación de manager de México para el Clásico Mundial, sus Tomateros caminan sobre un pantano que parece absorberlos y hundirlos de manera irremediable al último lugar de la primera vuelta que ha sido de pesadilla.

Este día iniciaban serie en casa contra unos Naranjeros que regresan en este mismo primer giro, y que los maltrataron aplicándoles una barrida que caló hasta los huesos por la rivalidad que existe.

La serie contra Hermosillo, así como la que sostendrán el fin de semana visitando a los Yaquis para cerrar la primera mitad del calendario, podrían sentenciarlos a terminar en el frío sótano si no son capaces de reaccionar. Culiacán tiene muy pegados a Charros y Sultanes que también están batallando para ganar y eludir la mínima puntuación.

Los resultados no se le han dado como locales donde apenas pueden presumir de cuatro victorias a cambio de una docena de derrotas. ¿Qué explicación se puede tener de esto? Muy fácil: el equipo no ha bateado, falta más profundidad a la ofensiva y los refuerzos simplemente no han funcionado.

Las adhesiones de Isiah Gillam y Alfredo López pasaron desapercibidas. Ninguno pudo acoplarse al pitcheo de la Liga Mexicana del Pacifico y terminaron por quedar fuera de roster. Lo que de manera conjunta le aportaron al equipo fue o ha sido paupérrimo: el primero bateando para .200 con 11 producciones, y el segundo con .250 y tres carreras remolcadas. Números fríos.

Gillam cosechó más ponches que imparables. En la gira por Guasave estuvo a punto de empatar un récord negativo de 9 ponches consecutivos. Se quedó a solamente dos. Como cuarto, quinto o sexto bat no rindió, y es seguro que ya esté en su casa preparando la cena de Acción de Gracia.

El club se preocupó más por traer pitcheres de refuerzo para labores de relevo que abridores. Hasta el cerrador Ryan Clark perdió ese puesto porque tampoco pudo cumplir con su tarea. Benjamín Gil le tuvo más confianza al mazatleco Sasagi Sánchez que a quienes cobran en dólares, pero ya estará un poco más tranquilo con la llegada del velocista Alberto Baldonado.

Sin embargo, siguen existiendo muchas fisuras. La pérdida de Ramiro Peña por una lesión cuando pasaba por su mejor momento (hasta el domingo pasado seguía como sublíder bateador del circuito) se ha reflejado en los resultados. Emmanuel Avila, otrora intocable en el orden al bat, ha tenido que dejar su lugar en algunos juegos por su poca producción ofensiva.

Efrén Navarro no ha podido con el paquete de cuarto bat y Sebastián Elizalde ha sido intermitente tras su caída como el mejor bateador de la temporada.

La directiva tiene en sus manos la decisión de salvar el barco o de permitir que se hunda de manera irremediable. Y eso se llama ¡refuerzos de inmediato!

 

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Luis Alfonso Félix

Luis Alfonso Félix

Columnista

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