Formalmente, los partidos representan a una parte, precisamente, de la sociedad. Su existencia se justifica cuando defienden principios y presentan una oferta política diferenciada (de los demás partidos) a la ciudadanía para que ésta decida entre partes diversas, para que el electorado pueda discernir entre opciones distintas.
Si las diferencias no se expresan en los hechos, si las controversias están limitadas a la forma, sin pasar de la superficie; si en la práctica se conducen casi de la misma manera, entonces la función social de los partidos se relativiza, cuando no se difumina.
Sucede, entonces, que la ciudadanía cubre onerosos costos de una democracia formal, sosteniendo a partes indiferenciadas en lo fundamental y, por derivación, manteniendo a una clase política burocrática que hace modus vivendi del mero discurso y la pose declarativa.
Y es lo que pasa en México con la estrambótica alianza entre el PRI, el PAN y lo que queda del PRD, sin descargo de otras “fuerzas” que se sumen a río revuelto. Desde luego, en este caso está el evidente patrocinio de lo más reaccionario de la privada iniciativa mexicana.
¿VOLVER AL PASADO?
Las oposiciones se entienden, y son necesarias, cuando las propuestas y alternativas desde los partidos son auténticas y con derecho se proponen convencer a la mayoría del electorado.
Si no es así, se pierde la credibilidad de manera acelerada y más temprano que tarde, la ciudadanía se da cuenta de que en tales oposiciones no hay más que la descarnada ambición material.
La cuestión, así las cosas, es: ¿Qué hace posible esa situación, cuando partidos otrora enfrentados radicalmente, ahora sin opciones reales de cambio, sin diferencias de fondo y sin voluntades emergentes ante lo establecido pretenden engañar una vez más?
Sin revelar una alianza que en realidad es añeja y fue advertida tiempo ha, ya experimentaron con los gobiernos foxista y calderonista, los de la falsa alternancia de fondo, que naturalmente fueron incapaces de trascender, pero bien sirvieron a los intereses de la oligarquía mexicana.
Del peñanietista, el resultado natural de la innegable identificación del priismo con la oligarquía nacional y extranjera.
QUE SEA COMO CAIGA
Otra vertiente apunta a las prácticas rufianescas, las formas perversas de la llamada “real politik”, es decir, la política al margen de la ética, que siempre ha caracterizado el quehacer partidario y de gobierno del hoy llamado prianredismo.
Hay más razones pero, desde luego, la corresponsabilidad ciudadana, si les siguen la corriente (aunque hoy por hoy ese seguimiento no parece suficiente para sus ambiciones) en ningún caso se puede marginar.
Seguirán haciendo su lucha, contando con evidentes complicidades y pagando campañas en contra del actual gobierno.
La historia, sin embargo, es el más poderoso argumento para su descalificación.
EN EL TINTERO
-Reconoce el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, que el sistema financiero internacional es “un gran fracaso” y permite que “3 mil 300 millones de personas vivan en países donde los gobiernos gastan más en el pago de intereses de su deuda externa que en educación o salud”.
-Un gran fracaso, sin duda, y más bien un crimen del neoliberalismo que el prianredismo y sus jefes empresariales quieren reeditar con sus peores prácticas en México.
-¿Sabe cuál es la mejor hora para tapar el tráfico en las calles más conflictivas de la caótica ciudad de Culiacán? Al punto del mediodía, según la imaginación de nuestras flamantes autoridades.
-El pasado viernes, otra muestra del caos imparable: en las vías de acceso a la carretera a Navolato llegó a niveles alarmantes. Que fue por una manifestación y por obras a deshoras. Así van y que sigan cobrando.
-Para que no haya duda del deterioro cultural mundial (acentuado en países como el nuestro) ahí está el ensalzamiento de los exponentes de los “corridos tumbados”, por parte del vulgar negocio de la farándula (hasta en las revistas “de prestigio” del mal llamado “primer mundo”).
-Prácticamente todo el deporte profesional en México, que en primer lugar es negocio, es la panacea para las casas de apuestas (y las de empeño).
-Desdibujada, sin estatura, encerrada en el lugar común de la oposición de mercado, la que se considera rentable con el morbo y el escándalo, así va la estrambótica coalición prianredista y epígonos. ([email protected]).