Llega el cierre del año. Económicamente es la mejor época para la mayoría de las familias. Desgraciadamente, este año los sinaloenses no tendremos buenas noticias para las fiestas navideñas. La economía está en números rojos producto de una violencia que no tiene para cuando terminar. La presidenta Sheinbaum ya anunció que el único apoyo que podemos esperar es la presencia de Harfuch. De apoyos económicos o fiscales no hay nada que hablar porque ya casi se resuelve el problema de los muertos (Según el gobierno federal).
La roja navidad que vivimos en Sinaloa no obedece únicamente al baño de sangre que acumula cientos de vidas en tres meses. Tendremos una navidad más escarlata que el corazón de los comunistas. Las empresas están cerrando en números rojos y algunas ya de plano cerraron totalmente.
Las cifras en materia económica son espeluznantes. Para muestra está la creación de empleo respecto al mismo periodo del año pasado. En noviembre de 2023, Sinaloa registró un aumento en la creación de empleos formales, situándose en el tercer lugar a nivel nacional en generación de empleo para ese mes, con un total de 15,179 nuevos puestos de trabajo creados respecto al mes anterior. Sin embargo, la situación cambió drásticamente para noviembre de 2024. Algunos analistas en materia económica consideran que la situación ha llevado al cierre de más de 100 empresas, con la pérdida de al menos 25 mil empleos formales, una realidad que amenaza con dejar a muchas familias sin sus principales fuentes de ingreso justo en la temporada festiva. Oficialmente, Sinaloa perdió casi 4,000 empleos según los registros del IMSS en comparación con el mismo mes del año anterior, lo cual es indicativo de un impacto negativo significativo en el mercado laboral agravado por la violencia que ha afectado la economía del estado.
A medida que avanzamos hacia el final del año, Sinaloa se encuentra sumido en una crisis económica sin precedentes, alimentada por una espiral de violencia que ha sacudido la región desde septiembre. La pugna entre facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado una estela de pérdidas económicas que no afectan exclusivamente el presente, sino que proyectan un sombrío panorama para el cierre de este 2024 e inicios del 2025. La cuesta de enero se presenta más empinada que de costumbre.
La violencia ha sido tan palpable que ha transformado la vida cotidiana de los sinaloenses. La capital, Culiacán, junto con Mazatlán, han reportado pérdidas diarias de hasta 500 millones de pesos, lo que suma una cifra aterradora (en caso más extremo) de más de 18 mil millones de pesos en tres meses de conflicto.
La economía de Sinaloa, basada significativamente en el comercio, los servicios y el turismo, ha sufrido un duro golpe. Los comercios han tenido que ajustar sus horarios, abriendo más temprano y cerrando antes para evitar los riesgos asociados con la violencia nocturna, lo que ha disminuido drásticamente la actividad económica. Los restaurantes, bares y centros nocturnos han modificado sus operaciones, ofreciendo servicios en horarios atípicos o cerrando sus puertas temporalmente.
Este escenario ha generado una caída en las ventas y en la confianza del consumidor, que se refleja en las calles desiertas y en las celebraciones de fin de año que se vislumbran más apagadas que nunca. A nivel macroeconómico, la violencia ha provocado un aumento en los costos de seguridad, tanto para empresas como para particulares, quienes ahora invierten más en protección personal y patrimonial. Además, el desabasto de alimentos y suministros, causado por bloqueos y enfrentamientos en vías de comunicación cruciales, ha agravado la situación, impactando directamente en los precios y la disponibilidad de productos esenciales.
Por otro lado, la imagen de Sinaloa a nivel nacional e internacional se ha deteriorado, afectando el turismo, uno de sus pilares económicos. La percepción de inseguridad ha desalentado a visitantes potenciales, lo que se traduce en una caída del ingreso por esta vía y pone en riesgo la recuperación de uno de los sectores que podría haber dinamizado la economía local en temporada alta.
Ante este panorama, la pregunta que se impone es: ¿cuándo se recuperará Sinaloa? La respuesta no es sencilla. Si bien las autoridades han implementado medidas para contener la violencia, el tejido económico de la región necesita no solo la paz, sino también estrategias de reactivación y apoyo financiero para las pequeñas y medianas empresas que son la columna vertebral del empleo local. Sin esto, el impacto negativo podría prolongarse más allá de las fiestas de fin de año, marcando el inicio de 2025 con el legado de una crisis que no se ha sabido contener adecuadamente.
En conclusión, la violencia en Sinaloa no sólo ha costado vidas y paz, sino que ha desatado una crisis económica que amenaza con opacar las luces de la temporada navideña. La recuperación será larga, pero es imprescindible que comience ahora, con una mirada al futuro que busque más allá de la violencia, hacia la reconstrucción y el desarrollo sostenible. Por lo pronto, hay que prepararse para una roja navidad.
¿Usted qué opina, amable lector? ¿Qué tan duro ha sentido el golpe a la economía?