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¿Qué se necesita para tener una relación sólida y saludable? Conoce el amor confluente

Dejar atrás los viejos conceptos del amor puede ayudarte a construir una relación de pareja más sana

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Ya en otras ocasiones hemos tocado el tema de los apegos, como estos determinan la manera en la que nos vinculamos y por conclusión que características tendrá nuestra relación.

Es a través de estas características como podemos diferenciar los distintos tipos de relación que existen y en esta ocasión quiero hablarte del amor confluente.

¿Qué es el amor confluente?

Es el amor que resulta de una relación cuando existe igualdad en todos los aspectos. No basan su relación en conceptos románticos ni en el amor sacrificado. De hecho una de las definiciones del amor confluente es “Lo contrario al amor romántico”. En este tipo de relación, sus integrantes se concentran el la cooperación, en construir una vinculó recíproco y en el afecto cotidiano.

El amor confluente es el resultado de la unión de dos personas autorrealizadas, completas y sin miedos, que se eligen para construir una relación que basada principalmente en la reciprocidad.

En el amor confluente quedan por fuera las creencias acerca del amor con los que tal vez hayamos crecido. Creencias tales como que el amor es para siempre, o amar duele o que cuando hay amor hay sacrificio. Todos esos conceptos que nos llevan a establecer relaciones complicadas, insanas y hasta peligrosas.

Anthony Gibbens, sociólogo que nos introduce al concepto de amor confluente plantea una conceptualización de amor completamente diferente a todo lo anterior en su libro “La transformación de la intimidad: sexualidad amor y erotismo en las sociedades modernas”.

Para Gibbens, el amor confluente se construye a partir de que se comienzan a desechar todas esas ideas de dependencias dentro de una relación y un ingrediente importante es la independencia socioafectiva de la mujer.

Según Gibbens, es gracias a que la mujer comienza a ser consciente de sus propias fortalezas, necesidades y real participación dentro de la sociedad, que el concepto del amor romántico y dependiente comienza a tambalearse.

Es así como la construcción de la propia sociedad comienza a modificarse. El príncipe azul y la princesa dejan de existir como elementos de codependencia para darle a paso a historias y relaciones en donde los dos son igualmente participes, responsables y beneficiados de una relación.

En el amor confluente cada uno se hace responsable de lo que necesita, tal vez solucionándolo con el apoyo del otro, pero no necesariamente dependiendo de este.

En el amor confluente no existe la “media naranja”. Ambos son naranjas completas.

¿Es el amor confluente el equilibro de la relaciones amorosas?

Para llegar a una conclusión, partamos de tres conceptos: El amor romántico, el amor confluente y el amor líquido.

En el amor romántico es el amor planteado desde la necesidad. El el amor donde se sufre por el otro desde el cual se han escrito infinidad de canciones, cuentos e historias. Es el amor que nos da la categoría de “medias naranjas” hasta encontrar a alguien que pueda completarnos.

El amor romántico es en conclusión el tipo de amor que nos enseña que no podemos (vivir, estar, y crecer), sin el otro.

En el otro extremo tenemos al amor líquido. Aquí la relación se plantea sin compromiso (de ahí el término que hace referencia a la falta de firmeza). El amor líquido es el que se sostiene muy apenas de la satisfacción inmediata y del enfoque en el si mismo. Son relaciones frágiles debido a la falta de fundamentos y raíces, algo así  como “estamos pero sin saber porque estamos”. En el amor liquido las relaciones son superficiales

Y el amor confluente, según lo plantea Anthony Gibbens, es el punto medio entre estas dos maneras de amar.

En una relación confluente ambas son personas completas y autorrealizadas que buscan estar en una relación no por necesidad sino porque es su deseo. En el amor confluente no existe la creencia por default  de que el amor o la relación es para siempre y si en algún momento buscan que sea duradera será por el empeño y el compromiso que ambos le inviertan por igual.

El amor confluente necesita de la igualdad y la reciprocidad. No hay cabida para el poder ni la sumisión y obviamente, ninguno está por encima del otro.

No existen los sacrificios. Se busca el bienestar común de manera recíproca. En el amor confluente se busca el crecimiento tanto de pareja como individual. Para esto es necesario tener espacios, momentos y objetivos en lo personal. La libertad de realización es básica en este tipo de relación.

El amor confluente es la unión de dos personas independientes que deciden estar juntas en la construcción de un proyecto en común. Así, ambos saben que el amor es construir todos los días la relación en cooperación.

Te agradezco cualquier comentario acerca de esta columna y si crees necesitar acompañamiento psicológico profesional con respecto a este tema o conoces a alguien que lo necesite, escríbeme un WhatsApp al número +526671313403 en México y visítame en Facebook en: https://www.facebook.com/juanjosediazi

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Juan José Díaz Iribe

Juan José Díaz Iribe

Columnista

Juan José Díaz Iribe

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