Por segundo año consecutivo José Manuel Rodríguez se ha llevado el premio del Jugador Más Valioso en la Liga Mexicana del Pacífico. Ponerle “peros” a esta distinción para quien ha sido el pelotero mexicano más rentable de los últimos años sería una ofensa, al menos en mi humilde opinión.
El Manny ha mantenido un excelente nivel sobre el terreno de juego que le genera precisamente este tipo de reconocimientos. Desde que se convirtió en jugador de los Algodoneros de Guasave y ahora convertido en elemento indispensable de los Charros de Jalisco, su capacidad y resultados no lo someten a ninguna prueba porque él mismo las ha exhibido.
La regularidad que caracteriza al Manny habla por sí solas. El guasavense puede presumir ahora de ser el único jugador, después de Héctor Espino, con tres trofeos de MVP en las vitrinas de su casa. Y eso no es cualquier cosa.
José Manuel suele echarse el equipo al hombro ante la ausencia de alguien igual de importante que él en el line up. Esta vez no fue la excepción, y eso eleva sus bonos. Recordemos que con la lesión de Japhet Amador, la baja de juego de Agustín Murillo y los esporádicos chispazos de Stephen Cardullo, el sinaloense hizo una dupla con el cubano Dariel Alvarez para levantar la nave y meterla a la postemporada, con todo y que haya sido como sexto lugar.
¿Quién más puede presumir, en estos momentos, de los números del Manny, hablando de la regularidad? Creo que nadie, así sea un pitcher o un bateador.
El Manny le ha dado a Charros, como franquicia, el cuarto galardón de MVP en los últimos cinco años. Y eso lo hace intocable, además de estarse convirtiendo en leyenda.
RIVALES. En la contienda por ese premio había otros elementos que tuvieron un rol regular de campanilla. Jovan Rosa, por ejemplo, hizo un trabajo titánico con los Mayos en el que desafortunadamente él solo no pudo llevar el barco a tierra firma. Su título de jonrones (15) no fue suficiente para convencer a los votantes.
Jesús “Cacao” Valdez (Yaquis) y Leandro Castro (Cañeros) estaban en la cuarteta de aspirantes y con números razonables. Castro tomó la estafeta de jugador clutch que dejó Ramón Urías cuando le ordenaron ya no jugar, y el dominicano hizo su chamba ayudando a que ese equipo que terminó en el sótano el primer giro se metiera no solo a la postemporada, sino que ya está a un tris de la gran final.
¿REMONTARÁN?. Difícil situación para los Yaquis de Obregón, que este viernes se meten a la casa de los Cañeros en búsqueda de dos victorias si quieren regresar a una final por primera vez desde hace seis años.
La mala suerte ha sido su sombra en esta postemporada hablando de juegos como visitante. Mire usted que ante Mazatlán no lograron un solo triunfo en el puerto, y contra Los Mochis se pusieron 0-2 abajo en la serie perdiendo ambos partidos en el remozado Emilio Ibarra.
¿Serán capaces de terminar con eso que parece una maldición? La cuesta está muy empinada tomando en cuenta que los verdes están muy motivados, amén de que su artillería y pitcheo ha funcionado como maquinita.